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FÚTBOL

Un Balón de Oro de pocos quilates

Cristiano Ronaldo parte como favorito ante Messi y Ribéry para llevarse un premio que ha estado rodeado de polémica

LUISMI CÁMARA
MADRIDActualizado:

La lucha por el Balón de Oro 2013 no se ha extendido tanto en el tiempo como la Guerra de los Cien Años, pero la sensación que ha quedado en los aficionados es de saturación y de haberse prolongado sin sentido hasta la extenuación. Los largos meses de desquiciamiento colectivo a costa del premio poco tienen que ver con los 116 años que duró la contienda entre franceses e ingleses, pero en este tiempo, se ha acabado con la paciencia de los hinchas y, como en un conflicto bélico, el galardón que entregan este lunes la FIFA y France Football en Zúrich se ha dejado por el camino algunas víctimas, mucho de su prestigio, y ni siquiera el ganador acabará satisfecho.

Guerras de trincheras, batallas de amores y caretas entre partidarios de unos y otros, imitaciones de desfiles militares entre lo absurdo y lo patético pasando por lo ridículo, cambios en los plazos y toma de decisiones sobre la marcha. De todo ha habido en esta burda parodia de una guerra de titanes de la que se supone la condecoración individual más importante del fútbol. La decisión final importa menos que nunca porque, con tantas idas y venidas y resoluciones controvertidas, al ganador se le ha quitado parte de su legitimidad por la empedrada vereda que llevaba hasta la elegante gala que se celebrará en el Palacio de Congresos de la localidad suiza.

Los tres finalistas, Lionel Messi, Cristiano Ronaldo y Franck Ribéry, han tenido motivos durante el año para considerarse favoritos. Antes, cayeron Zlatan Ibrahimovic y Neymar, por los que se llegó a plantear que fueran cinco los aspirantes al trofeo. Sin embargo, la polémica ampliación del plazo de las votaciones cuando éste llegaba a su fin y el discutible permiso para poder cambiar los sufragios emitidos, precisamente cuando CR7 había clasificado a su selección para el Mundial de Brasil con una deslumbrante y decisiva actuación ante Suecia, parecían beneficiar al madridista.

Además, la lamentable actuación de Joseph Blatter en un encuentro con público en la Oxford Union Society, cuando comparó con un «comandante» a Cristiano, imitó de manera grotesca su supuesta forma de andar, y bromeó sobre el elevado presupuesto que el luso invertía en peluquería, desató la indignación de Florentino Pérez, una oleada de reacciones de apoyo al burlado, y despertó en el presidente de la FIFA un sentimiento de culpa y de necesidad de reparar el honor del merengue que también jugaba a favor del portugués.

Ahora bien, los méritos deportivos del de Madeira son incuestionables. Los 69 goles obtenidos en los 58 partidos que disputó en 2013 son una cifra estratosférica, de otra época, únicamente al alcance de Messi. Sólo ellos dos marcan el punto más alto del fútbol, hasta un nivel que nadie más puede llegar. CR7 mostró su mejor versión desde que aterrizó en España pero el Madrid no fue capaz de levantar un título.

El rosarino, por su parte, no guardará el año recién abandonado entre sus mejores recuerdos. Los problemas físicos le impidieron rendir de la forma que hubiera deseado. Sin embargo, la presencia del ganador del Balón de Oro en las últimas cuatro ediciones entre los mejores del mundo no genera dudas. A medio gas, mermado, el culé marca diferencias y, pese a las lesiones que le lastraron al final de la campaña pasada y la que le dejó fuera los dos últimos meses, hasta hace apenas unos días, fue capaz de obtener casi medio centenar de goles.

Criterios poco claros

Si este galardón estuviera destinado al mejor jugador del planeta, sólo Messi y Cristiano Ronaldo pelearían año tras año por él. Pero, en principio, su objetivo es destacar al futbolista que más éxitos personales y colectivos acumuló de enero a diciembre. O eso se supone, porque el criterio ha ido variando y no está nada claro por qué jugadores como Maldini, Baresi o Raúl no lo consiguieron en su momento y sí lo lograron otros como Papin, Nedved, Owen o Cannavaro.

Atendiendo a los méritos acumulados, es Ribéry el que puede presumir del palmarés más brillante. El galo ha liderado a un Bayern de Múnich que se llevó el triplete -Bundesliga, Copa de Alemania y Liga de Campeones-, al que añadió después la Supercopa de Europa y el Mundial de clubes. Guardiola, su nuevo técnico, destacó hace escasas fechas que, a un nivel tan alto, «nunca» había visto «un jugador de este carácter». «Es increíble cómo lucha por el equipo», subrayó.

Pero parece que ni ese carácter ni un 2013 para enmarcar le van a servir para acompañar en la prestigiosa lista a sus compatriotas Raymond Kopa, Michel Platini, Jean-Pierre Papin y Zinedine Zidane, ganadores de un Balón de Oro que este año parece menos dorado que nunca.