Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
Michelle Obama, aficionada al baile, danza con varios niños en un acto para luchar contra el sedentarismo infantil . :: REUTERS
Sociedad

El baile de Michelle

La primera dama de Estados Unidos advierte a sus amigos de que vayan a su fiesta de cumpleaños comidos y con zapatos cómodos

Actualizado:

El mundo de la etiqueta está revolucionado. Michelle Obama prepara una gran fiesta por su 50 cumpleaños y ha pedido a sus invitados que vengan cenados, porque sólo habrá «picoteo y tragos». Bueno, y mucha música, por lo que la invitación también les recomienda que calcen zapatos cómodos para que no falte ambiente en la pista de baile, que en eso consiste la fiesta.

La cuestión es: ¿se trata de una desfachatez nunca vista en esos ambientes, al pedir que vengan cenados, o un aviso conveniente? Los expertos en etiqueta se han llevado las manos a la cabeza, e incluso los más cercanos a su círculo han tenido que admitir que nunca han visto grosería semejante. Entre ellos se cuenta a Colin Cowie, asesor de etiqueta de la propia Oprah Winfrey, que la semana pasada prestó su casa en Hawai a la primera dama para redondear el regalo anticipado que le hizo el presidente, al concederle una semana más de vacaciones con sus amigos mientras él volvía con las niñas a Washington. «Y el que tenga hijos sabrá que es un gran regalo decirle a tu consorte 'vete y pásate una semana fuera de casa'», explicó el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney. «Y no es que no queramos a nuestros hijos...».

Las vacaciones de Hawai fueron sólo el principio de lo que la primera dama lleva un mes anticipando, no siempre por iniciativa propia. Fue una niña de 14 años a la que conoció en el Centro Médico Nacional de Washington la que se lo mencionó en público por primera vez al preguntarle su edad, sin que a ella pareciera molestarle. «Voy a cumplir 50», le contestó sin reparos. «Sí, 50. Cin-cuen-ta. 50 y fabulosa. El 17 de enero. No estoy segura de lo que voy a hacer, pero podría implicar un baile».

La idea del baile se ha consolidado tanto que es prácticamente lo único en el menú. Y aunque los expertos advierten de que lo educado sería proporcionar también suficiente comida como para que los invitados se sientan cómodos, a esta Obama nunca le ha quitado el sueño lo que la gente piense de ella.

Lo que muchos temen es que sus modales se pongan de moda, y que lo mismo que los flequillos han vuelto a las peluquerías desde que apareció con ellos hace un año, ahora empiecen a llegar invitaciones formales pidiendo a la gente que vaya comida. «Muchos van a pensar que si el presidente y la primera dama pueden decirlo, ellos también», reflexionó aterrado ante el Washington Post Andre Well, un organizador de fiestas de postín en la capital federal. «Pero mi consejo es que no lo hagan. Mejor decir en la invitación lo que se va a servir, para que cada uno saque sus conclusiones, que ordenarles lo que tienen que hacer».

Y ser mandona es precisamente una de las cosas que en la mitología popular se le achaca a Michelle Obama.