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Irak lanza una «gran ofensiva» contra el avance insurgente

BAGDAD. Actualizado: Guardar
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Expulsar a los yihadistas de la provincia de Al-Anbar, al oeste de Bagdad, se ha convertido para las autoridades iraquíes en una prioridad que no entiende de demoras. Por ese motivo, las fuerzas de seguridad se disponían a lanzar ayer una «gran ofensiva» sobre la ciudad de Faluya, según informó un alto responsable gubernamental. A la espera de que los habitantes abandonaran el lugar, los soldados se concentraban a sus alrededores mientras en Ramadi -la otra localidad bajo control de la insurgencia desde la semana pasada- se registraban combates esporádicos.

Los milicianos del Estado Islámico de Irak y Levante, una organización vinculada a Al-Qaida, se han hecho fuertes en la región de Al-Anbar gracias a la retirada de las fuerzas de seguridad por una serie de enfrentamientos originados el pasado lunes por la represión de un movimiento de protesta suní. Desde entonces, los choques se han sucedido y sólo entre el viernes y el sábado habrían muerto más de 160 personas, de acuerdo con los datos divulgados por el Ejecutivo.

El músculo exhibido por los fundamentalistas recuerda los días más sangrientos de los talibanes tras la invasión de EE UU. De hecho, se trata de la primera vez que los yihadistas toman el control de zonas urbanas desde 2003. Sin embargo, la diferencia radica esta vez en que las autoridades ya no contarán con la ayuda de tropas norteamericanas para replegar a los radicales. Así lo dejó claro ayer el secretario de Estado de EE UU, John Kerry. «Vamos a ayudarlos, pero es una lucha que al final van a tener que ganar ellos y estoy seguro de que pueden», afirmó.

Repunte de la violencia

A los frentes abiertos en Faluya y Ramadi se sumaron en la pasada jornada una serie de atentados que sacudieron Bagdad. Al menos 13 personas perdieron la vida y otras 50 resultaron heridas en una serie de explosiones con coches bomba y artefactos explosivos en diferentes puntos de la capital, según precisó el Ministerio iraquí del Interior. Los ataques terroristas alcanzaron en 2013 niveles inéditos desde 2008, con varios miles de muertos.

La urgencia de la situación ha llevado al Ejército a pedir la colaboración de grupos tribales, sobre todo para recuperar Faluya y Ramadi, donde este fin de semana murieron unos 55 insurgentes en bombardeos y enfrentamientos. Incluso Irán se ofreció ayer a proveer equipamientos militares y asesoramiento a Irak para ayudarlo en su lucha contra Al-Qaida.