Los libros que encendieron la historia
Acusados de indecencia, subversión o enardecimiento de las masas, muchos tomos han sufrido los rigores de sus verdugos El critico literario Werner Fuld recoge la memoria de los obras prohibidas en un breve tomo
MADRID. Actualizado: GuardarLos libros, esa materia peligrosa que los bomberos de 'Fahrenheit 451' quemaban, han sido una de las armas más temidas a lo largo de la historia de la humanidad. Pero aquellos bomberos creados por Ray Bradbury en 1953 han tenido diversos oficios: inquisidores, políticos, estrategas del marketing y hasta los propios autores han sido en ocasiones los verdugos de obras condenadas a muerte. Eso sí, por motivos bien diferentes unos de otros, tal y como repasa el escritor y crítico literario Werner Fuld en su recién editada 'Breve historia de los libros prohibidos'.
Es cierto que las llamas dieron la inmortalidad a muchos que de otro modo hubiesen quedado en el anonimato, e incluso incrementaban las ventas de otros. Así, Voltaire gustaba de comparar sus libros con castañas que se vendían mejor cuanto más se asaban, pero desde luego no era ese el objetivo de las quemas públicas. De hecho, durante siglos la Iglesia católica intentó consolidarse como garante de la salvación mediante la quema y el veto de todas las obras críticas y su 'Index librorum prohibitorum' no se abolió hasta 1966 (en él se hallaba, por ejemplo, la Gran Enciclopedia de Pierre Larousse por contener entradas a temas prohibidos).
Pero las hogueras prendidas por la Iglesia no han sido las únicas: la que es considerada la primera quema de libros del siglo XXI en Estados Unidos tuvo lugar en Pittsburgh a manos de la secta Harvest Assembly of God y en ella cayó, junto a CD y vídeos de Bruce Springsteen, AC/DC, Iron Maiden y Black Sabbath, la saga de Harry Potter de J. K. Rowling por enaltecimiento de la magia. Afortunadamente el flujo informativo actual y la libertad de la que gozamos en muchos países dificulta que una obra desaparezca sin dejar rastro. Una desventaja esta por la que sería complicadísimo que hoy se dieran casos como los de la escritora Margaret Mitchell o Erich Maria Remarque.
No todos los libros prohibidos fueron pasto de las llamas por parte de poderes que veían en ellos una amenaza. Los hay que, simplemente, parecieron desaparecer. Y lo hicieron fruto del marketing. Así pasó con libros de Margaret Mitchell o Erich María Remarque, a los que la historia de la literatura ha concedido un halo de leyenda que no es real.
En el caso de la autora de 'Lo que el viento se llevó' hubo un antes de esa gran novela que se ha vendido como la única de su autora. Los biógrafos de Margaret Mitchell dejaron para la posteridad que esta 'ama de casa' escribió su única gran obra para salvar el honor de su tierra sureña. Pero esta historia romántica esconde a una periodista con una larga y exitosa carrera profesional que regalaba a sus pretendientes sus historias como prenda de amor. Tras el éxito y creada la leyenda fue la propia autora quien se encargó de borrar personalmente todos los textos de su legado y hasta se dispuso que tras su muerte se destruyeran todos los que se encontrasen.
No fue la primera, ya que este caso es el mismo que sucedió con Erich Maria Remarque. El autor de 'Sin novedad en el frente' ni fue un soldado raso que contaba sus experiencias ni fue el creador de un solo libro. Eso sí, las ventas se dispararon en 1928 al publicitarse que era un texto autobiográfico (que llegó a ser prohibido en el periodo nazi). Pero Remarque ya antes había publicado dos novelas y unos trescientos relatos breves, ensayos y poemas en prestigiosas revistas.
Por el bien de la sociedad
Las religiones y los estados totalitarios han sido expertos en hacer desaparecer aquello que no convenía a la sociedad, según sus propios criterios, claro está. También las banderas del decoro y la decencia han sido buenas mechas y autores como Flaubert y Zola pasaron a engrosar listas negras como la creada por la Organización Nacional para la promoción de la Literatura Decente, en la que estaban incluidas 'Madame Bovary' o 'Nana'. Otros como como Kant, Balzac, Stendahl o Ibsen fueron expulsados de las bibliotecas tras la acusación de ser autores «degenerados» en la España de Franco. Por no hablar de los 'antialemanes' que fueron proscritos en el Tercer Reich (Bertolt Brecht, la familia Mann al completo o Kafka) y que tras el acuerdo cultural de 1938 entre Roma y Berlín fueron vetados también en Italia.
Pero la lista de libros negros y autores condenados y perseguidos no acaba aquí y se sigue incrementando día tras día. Sin olvidar las famosas prohibiciones que hicieron saltar a la prensa mundial 'Los versos satánicos' de Salman Rushdie. En 2001 el ministro de Cultura egipcio mandó quemar la edición completa de un libro de poesía de Abu Nuwas porque sus versos enaltecían la homosexualidad. En China, las autoridades comunistas mantienen el veto sobre Nobel de Literatura Gao Xingjian.