La guerra siria también golpea a los cooperantes
Cinco trabajadores de Médicos Sin Fronteras, «retenidos» desde el jueves en el norte del país
Actualizado:Menos de medio año después de la liberación de las cooperantes Blanca Thiebaut y Montserrat Serra tras 21 meses de secuestro en Somalia, Médicos Sin Fronteras (MSF) vuelve a sufrir las consecuencias directas de trabajar en la primera línea de fuego, esta vez en Siria. En la noche del jueves cinco trabajadores de la organización humanitaria fueron retenidos por milicianos de los grupos armados de la oposición en un lugar al norte del país para someterles a un interrogatorio. Los canales de televisión Al-Yasira y Al-Arabiya informaron del asalto de los milicianos al hospital de MSF y de la detención de sus trabajadores y la organización, después de casi 24 horas sin noticias de los suyos, confirmó a través de su cuenta de Twitter la «retención de cinco trabajadores para un supuesto interrogatorio». Como es habitual en estos casos no se aportaron más detalles por la seguridad de las víctimas, pero la agencia Efe contactó con un portavoz de la red opositora Sham, identificado como Abu Hasan, que acusó al Estado Islámico de Irak y Levante (EIIL), vinculado con Al-Qaida, de llevar a los doctores ante un tribunal islámico «bajo la acusación de cooperar con los servicios de inteligencia turcos» y aseguró que entre los retenidos habría un médico español, así como trabajadores alemanes y franceses de la organización que desempeñaban su labor en un hospital de la provincia costera de Latakia. MSF matizó la noticia de la agencia española asegurando que la información sobre las nacionalidades era «incorrecta» e insistió en que «no vamos a dar detalles sobre este tema para proteger la seguridad de nuestros compañeros».
Médicos Sin Fronteras -que en septiembre sufrió la primera víctima mortal entre sus empleados tras el asesinato del doctor Mohamed Abyad, de 28 años, en Alepo- tiene seis hospitales y dos centros de salud en Siria y cuenta con un personal de unas 700 personas entre empleados locales y expatriados. Según los datos facilitados por la organización humanitaria, desde que pusieron en funcionamiento su primer hospital en junio de 2012 «los equipos médicos han llevado a cabo más de 100.000 consultas y 5.000 cirugías y han atendido más de 1.500 partos. La prioridad no son solo los heridos de guerra, sino los pacientes con enfermedades crónicas y las embarazadas, dado que el sistema de salud sirio se ha derrumbado en buena parte del país».
Los hospitales que gestiona MSF se hallan en zonas del norte, próximas a la frontera con Turquía y controladas por los grupos armados de la oposición, «dado que el Gobierno sirio no ha autorizado aún a MSF a trabajar en las áreas bajo su control», explican desde el cuartel general de la organización en España, situado en Barcelona. También envían suministros a centros médicos de la periferia de Damasco, lo que les permitió en agosto ser los primeros en corroborar de forma independiente la veracidad del ataque con armas químicas. MSF informó entonces de que los centros a los que apoyaba trataron a 3.600 personas «con síntomas neurotóxicos», de las que 355 murieron.
La Asociación de Apoyo al Pueblo Sirio y la Plataforma Médica de Cooperación con Siria emitió un comunicado para condenar este secuestro y exigir a los secuestradores «que depongan inmediatamente esta campaña de intimidación hacia personas extranjeras que van a Siria con el único fin de ayudar a una población que se encuentra ante un desastre que dura ya más de dos años. Sean cooperantes o periodistas, estas personas deben ser liberadas de inmediato».
Línea roja
Con el secuestro de cinco cooperantes los grupos armados de la oposición cruzan una línea roja que hasta el momento ya habían cruzado con periodistas y confirman el giro al extremismo más radical en las zonas que controlan. El empuje militar de los grupos vinculados a Al-Qaida -como el EIIL y el Frente Al-Nusra, brazo sirio de Al-Qaida- o del recientemente creado Frente Islámico se impone en la nueva Siria que surge en los lugares donde se retiran las fuerzas del régimen. Suyo es el control de las zonas rurales y de la mayor parte del norte y este del país, zonas próximas a las fronteras turca e iraquí que les sirven de cordón umbilical para la llegada de armas y combatientes.
Si para los cooperantes no es lugar seguro, desde el punto de vista de la información Siria se ha convertido en «el país más peligroso del mundo», según Reporteros Sin Fronteras (RSF), que eleva a 27 el número de periodistas y a 91 el de ciudadanos-periodistas sirios muertos desde el estallido de la crisis en 2011. Según esta organización más de 60 periodistas están detenidos, han desaparecido o han sido secuestrados como los casos de Javier Espinosa, del diario 'El Mundo', o el fotógrafo 'freelance' Ricardo García Vilanova, los dos últimos reporteros en sumarse a una lista en la que también se encuentra desde septiembre Marc Marginedas, enviado especial de 'El Periódico' a zonas en conflicto.