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#CORTAPUENTES

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Algo anda podrido por Cádiz cuando los gamberros que destrozaron el puente salen de la cárcel sin aprender la lección, vitoreados, entre chulerías y puños en alto. Recibidos como héroes de la clase obrera. Como pequeños Mandelas. A pesar de que su único éxito conocido es conseguir cortar el puente Carranza durante 19 horas gracias a los graves destrozos que causaron. Alguien tendría que intentar explicar a estos jóvenes cuáles son las verdades del barquero: que no se come de cortar puentes y hacer huelgas. Que el trabajo no se reivindica, se consigue.

Y que por eso, si de verdad quieren conseguir trabajo, con la edad que tienen, en vez de cortar el puente a lo mejor lo que tienen que hacer es irse donde lo haya. Y si no lo hay en Cádiz y sí en Laponia, pues tendrán que irse a Laponia. Como tantos otros jóvenes que no son menos que ellos.

Y que si se quieren quedar en Cádiz, que ni Visteon ni Delphi ni Navantia les van a sacar las castañas del fuego. Si quieren ser valientes de verdad que se hagan autónomos o que monten una pequeña empresa. Como tantos gaditanos que sufren para llegar a pagar sus nóminas a final de mes.

Pero sobre todo, alguien tendría que intentar hacerles comprender el daño tan enorme que ellos y sus mayores han conseguido hacerle a Cádiz. Daño económico, porque las huelgas salvajes y los cortes de puente lo único que han conseguido es convertir Cádiz en una zona radioactiva para el empleo. Donde las empresas que están quieren irse y las que llegan huyen espantadas al ver el panorama. Cádiz es la capital mundial del paro, por encima de Irak y casi empatada con Haití

Y daño moral, porque al final, los sindicatos no estaban ni defendiendo los derechos de los trabajadores ni protegiéndoles de las injusticias. En el sindicato estaba la gente para poder vivir del cuento. Entre facturas falsas, mariscadas y sedes en el Caribe. Y si para eso hacia falta engañar a todos sus compañeros, se les engañaba.

Desgraciadamente, no creo que esta gente tenga a alguien cerca que quiera o pueda convencerles de lo que hemos dicho. Y claro, entre irse a Laponia, hacerse autónomo, o vivir de la 'mamela' sindical me temo que elegirán el sindicato. Con lo que, como dicen ellos, más vale que nos vayamos acostumbrando a ir a Cádiz por San Fernando cuando se les antoje cortar el puente. Que les quedan muchos méritos por hacer.