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Rajoy esquiva la polémica del aborto
Núñez Feijóo se une a los críticos con la ley impulsada por Gallardón y solicita más concreción en la malformación del feto El PSOE se «avergüenza» de que solo apoye la reforma la ultraderecha francesa
MADRID. Actualizado: GuardarEl presidente del Gobierno pasó de puntillas sobre uno de los temas más polémicos de las últimas semanas que azota al Ejecutivo. Rápido y esquivo, Mariano Rajoy no quiso entrar en detalles sobre la reforma del aborto que ha impulsado el ministro de Justicia. En su balance anual, se limitó a recordar el mensaje que lanzó Alberto Ruiz-Gallardón durante su comparecencia de hace una semana y que repitió en un entrevista en ABC. Rajoy aseguró que es una modificación legislativa realizada de «manera equilibrada» y que mantiene la «línea del 85», cuando el Tribunal Constitucional falló en tres sentencias y dio forma a la ley de los tres supuestos. Además, insistió ayer desde la Moncloa que este cambio en la ley estaba recogido en su programa electoral, no como la anterior reforma de 2010 impulsada por el presidente José Luis Rodríguez Zapatero y que se realizó «sin avisar».
Fue la explicación más larga que ofreció el jefe del Ejecutivo sobre «el asunto», ya que en sus respuestas a las polémicas suscitadas alrededor de la interrupción voluntaria del embarazo no mencionó la palabra aborto. «Eso es ya del Parlamento», se limitó a contestar cuando se le cuestionó por uno de los aspectos que más quebraderos de cabeza está provocando: la malformación del feto. Un supuesto, contemplado en la ley de hace casi tres décadas, pero que el anteproyecto gubernamental no incluyó. Solo se aceptó que esa anomalía fuera incompatible con la vida para poder abortar.
Sin embargo, la no inclusión de este supuesto está provocando pequeñas pero numerosas grietas en las filas populares. El jueves, Cristina Cifuentes -delegada del Gobierno en Madrid-, Borja Sémper -presidente del PP en Guipúzcoa-, Javier Dorado -secretario general de Nuevas Generaciones- y Francisco Javier León de la Riva -alcalde de Valladolid y ginecólogo de formación- o Rosa Valdeón -regidora en Zamora- mostraron sus dudas sobre la idoneidad de no incluir la malformación en la nueva normativa. Ayer, se sumó a este grupo de dudosos el presidente de la Xunta. Alberto Núñez Feijóo consideró que el Ejecutivo central debería darle una vuelta a la futura ley para llegar a posturas «mucho más próximas» con otros partidos para cerrar la nueva ley. «Es un asunto de enorme complejidad política, jurídica y moral. Sería bueno para todos tener una legislación apoyada mayoritariamente por la Cortes», expresó el barón popular. «Me gustaría que tuviéramos una ley de mayor consenso», insistió Núñez Feijóo que criticó también la ley de plazos aprobada durante el Gobierno socialista.
Ante este número de críticas, Alfonso Alonso decidió recordar a sus compañeros de partido sus obligaciones y compromisos. El portavoz del Grupo Popular en el Congreso recordó en Onda Cero a sus compañeros que asumieron el programa electoral cuando aceptaron formar parte de la lista electoral. «Es verdad que todavía está en su fase más inicial, pero es una reforma equilibrada y responde a un compromiso electoral explícito», comentó.
Protestas en París
En el debate sobre la reforma del aborto, Francia tuvo ayer un papel central. Por un lado, Alfredo Pérez Rubalcaba pidió al titular de Justicia que «se haga mirar» su proyecto cuando en Europa, «el único que está de acuerdo es Jean-Marie Le Pen», presidente de honor del ultraderechista Frente Nacional. «Se puede decir de todo menos que es progresista», añadió el secretario general del PSOE. Por otra parte, unas 200 personas protestaron frente a la Embajada de España en París por el cambio legislativo. «Derecho al aborto para las mujeres españolas», gritaban los manifestantes en francés y en castellano, detrás de las banderas del Colectivo de Derechos de las Mujeres, de la Asociación Nacional de Centros de Interrupción del embarazo y de la contracepción (Ancic), del Partido de Izquierda y del Nuevo Partido Anticapitalista (NPA).
«Llamamos a los gobernantes y al Parlamento europeo a movilizarse para presionar, a fin de que esa ley no pase en España», declaró la copresidente de la Ancic, Martine Hatchuel, que desea que la «presión internacional» haga «retroceder al Gobierno español». Señaló que la futura ley podría llevar a las españolas más ricas a abortar en Francia, mientras que las más pobres estarían «condenadas a todas las secuelas de los abortos clandestinos». Por otra parte, el coordinador federal de Izquierda Unida, Cayo Lara, calificó a Gallardón como el «Torquemada del siglo XXI», en referencia al primer inquisidor general de España.