El APunte

Los ayuntamientos como barrera

El hecho de que el Consistorio deba asumir a los trabajadores sociales de la Junta demuestra hasta qué punto son el primer refugio ciudadano

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Sucede en casi todas las áreas de competencia institucional pero unas pesan más que otras. La Junta de Andalucía, tras 33 años de gobiernos socialistas, aún habla de planes, de abrir en canal la economía y volverla del revés, de promesas de auxilio a los desamparados. Pero en esas tres décadas y pico resultan que cada vez son más, que las acciones nunca llegan y que siempre ha sido esta tierra la campeona en el número de los desfavorecidos. Los hechos, sostenidos durante todo ese tiempo, resultan una losa para las palabras de cuerda y viento. Siempre las buenas intenciones pero nunca las buenas gestiones. Y los ciudadanos con menos opciones resultan ser siempre demasiados y sin nadie que les ofrezca soluciones. Desesperados, acuden a la puerta más cercana, a la barrera a la que pueden asirse. Es un ayuntamiento. En este caso, el de Cádiz ha tenido que renovar a una treintena de trabajadores sociales de los que la administración autonómica se desentendía.

Las necesidades de los atendidos permanecen intactas, cuando no agravadas por la severa recesión económica. Pero la Junta, como siempre, dice que no puede. El Ayuntamiento debe acudir de nuevo al rescate y prolongar el acuerdo con esas 32 trabajadoras que trabajan con los que más necesitan de las instituciones públicas. Es necesario recordar los hechos, ajenos a cualquier opinión, para que los recursos que debe usar la maquinaria municipal no sirvan de cortina para tapar las torpezas autonómicas. Que la ayuda local no haga olvidar la inacción, la omisión regional que una vez más incumple su obligación de atender unas competencia que le corresponden por Ley. Lo urgente es cubrir las necesidades pero después conviene dar a cada cual lo suyo.