Mas reconoce por vez primera que una Cataluña independiente se quedaría fuera de la UE
El presidente de la Generalitat confiesa que no sopesa más alternativa a la consulta que la convocatoria de elecciones plebiscitarias
MADRID.Actualizado:El presidente de la Generalitat parece seguir los pasos de su homólogo nacional, Mariano Rajoy, y utilizar su presencia en los medios de comunicación internacionales para realizar las afirmaciones rotundas que con frecuencia elude en España. Artur Mas aprovechó ayer una entrevista concedida al diario italiano 'La Repubblica' para reconocer por vez primera que una Cataluña que declarase su independencia se quedaría automáticamente fuera de la Unión Europea.
El jefe del Ejecutivo catalán, varios de sus consejeros, así como dirigentes de CiU y ERC, han esquivado durante meses una respuesta directa a esta cuestión o han afirmado que la hipotética secesión no tenía por qué conllevar una exclusión automática o, cuando menos, han mostrado su seguridad en que a los responsables de UE no les interesaría dejar a Cataluña convertida en una isla o en un limbo legal.
La rectificación de Mas, que sabe que la posibilidad de expulsión del club europeo es un potente argumento a favor de quienes abogan por mantener su integración en España, llega después de que los principales responsables continentales dejasen claro que cualquier territorio desgajado de un estado socio se queda fuera de la Unión y no le resta más opción que recorrer el camino de la readmisión, que, además, solo se obtiene por unanimidad de todos los miembros. Ni más ni menos fue lo que aclararon en sendas ruedas de prensa en el palacio de la Moncloa Herman Van Rompuy, el presidente del Consejo Europeo, y José Manuel Durao Barroso, el presidente de la Comisión.
El presidente de la Generalitat, no obstante, no quiso que el jarro de agua fría fuese completo para los soberanistas y abogó, a renglón seguido, porque la UE estudie algún tipo de «régimen transitorio» que permitiese continuar en el acuerdo a los territorios independizados de los estados hasta que pudiesen renegociar su situación.
Pero Mas propuso este mal menor sin demasiada convicción porque, en las mismas declaraciones, confesó sufrir «fuertes presiones» de responsables europeos para que cese en el enfrentamiento institucional con el Gobierno de Rajoy y en su empeño de celebrar el referéndum independentista el 9 de noviembre próximo. «Los estados soberanos no quieren problemas si los pueden evitar», justificó.
Campaña exterior
La entrevista con el diario italiano, la primera de una serie que planea conceder el jefe del Ejecutivo catalán para buscar apoyos internacionales a su proyecto secesionista, también contiene otra afirmación que nunca antes había expresado con esa rotundidad. Mas admite que si Mariano Rajoy y los tribunales españoles hacen imposible la celebración de la consulta no tiene más plan B que la convocatoria de unos comicios autonómicos de carácter plebiscitario, decisión que sí está entre sus prerrogativas exclusivas. «Como alternativa, iremos a unas elecciones anticipadas», contestó.
No obstante, insistió en que él va a continuar haciendo lo posible para llegar a un pacto con el Gobierno nacional que le permita convocar el referendo de forma legal. Lo dice pese a que sabe que no tiene oportunidad alguna de lograrlo, ya que Rajoy volvió a insistir ayer en que no autorizará una consulta soberanista y que, además, su homólogo catalán lo sabe desde antes de poner en marcha su desafío institucional, porque así se lo dijo de manera explícita.
Artur Mas, en lo que fue una segunda rectificación, aseguró que si al final tiene que convocar unas elecciones anticipadas se presentará como candidato de CiU para continuar -como máximo «otro mandato»- al frente de las instituciones catalanas. Dijo esto pese a que tras su mal resultado en las autonómicas de noviembre de 2012, que supusieron el inicio de la hoja de ruta soberanista, dijo que el actual era su último mandato al frente de la Generalitat. El presidente insistió en que no tiene más opción que separarse de España porque «vivimos en una condición de inquilinos de un casero hostil».