María Aliójina, miembro de las Pussy Riot, dentro de un coche tras salir del penal. :: SERGEI KARPUKHIN / REUTERS
MUNDO

Heroínas de la disidencia rusa

Las dos componentes del grupo punk Pussy Riot salen de prisión decididas a luchar contra el sistema penitenciario y la política autoritaria del Estado

MOSCÚ. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Tres días después de que el magnate Mijaíl Jodorkovski saliera de prisión, indultado por el presidente Vladímir Putin, ayer eran también excarceladas las dos componentes del grupo punk ruso Pussy Riot, María Aliójina y Nadezhda Tolokónnikova, de 25 y 24 años respectivamente. Proclamadas ya como heroínas de la disidencia a Putin, comenzaron de inmediato a hacer declaraciones a los medios de comunicación rusos.

Ambas son madres de niños de corta edad y fueron condenadas el año pasado a dos años de cárcel por un delito de «vandalismo motivado por odio religioso». Se benefician así de una amnistía aprobada la semana pasada por la Duma, la Cámara baja del Parlamento, aunque les quedaba poco más de dos meses para haber cumplido la pena.

La acción que motivó tal castigo fue entonar una plegaria ataviadas con ropa estridente, enmascaradas y con acompañamiento de guitarras eléctricas en el altar de la catedral de Cristo Salvador de Moscú, el templo que acoge habitualmente las grandes ceremonias religiosas y los funerales de personajes ilustres. En la oración punk pidieron a la Virgen María que librase a Rusia de Putin, que entonces se encontraba en campaña electoral. «Me hubiese negado a acogerme a esta amnistía de haber tenido tal posibilidad. Más que un acto humanitario, esta amnistía es una operación propagandística de imagen (.) ni siquiera se aplica al 10% del total de los cautivos existentes», declaró ayer Aliójina en los locales de la ONG Comité contra la Tortura, nada más abandonar el penal número 2 de la región de Nizhni Nóvgorod en donde estaba confinada.

La joven lamentó que siga habiendo «presos políticos» en Rusia y se refirió en particular a los procesados por los desórdenes habidos el 6 de mayo del año pasado en la Plaza Bolótnaya de Moscú, cercana al Kremlin, durante una manifestación opositora. Aliójina deploró también el hecho de que la sacasen secretamente de la celda, ayer por la mañana, sin haber tenido tiempo de despedirse del resto de las reclusas. Después, en una entrevista a la televisión rusa Dozhd, denunció las condiciones existentes en las cárceles del país. «Allí destruyen a la gente», subrayó.

Por su parte, Tolokónnikova, que salió horas después de una prisión situada en la región siberiana de Krasnoyarsk, a varios miles de kilómetros de su otra compañera también amnistiada, dijo tras dejar atrás el muro del penal que «Rusia está construida en base al modelo de una colonia penitenciaria, por eso hoy resulta tan importante cambiar las cárceles para cambiar a Rusia». La más carismática de las Pussy Riot anunció que se dedicará a defender los derechos de los presos. «La línea divisoria entre la libertad y su ausencia es muy fina en Rusia, un Estado autoritario. Me esforzaré por ayudar a los que cumplen penas de cárcel porque ahora estoy unida con lazos de sangre con el sistema penitenciario ruso», aseguró Tolokónnikova.

En declaraciones a Dozhd, la disidente dijo que permanecerá unos días en Krasnoyarsk y que Alióijna irá hoy a su encuentro en tren desde Moscú. Aseveró que las dos se dedicarán en adelante a la defensa de los derechos humanos creando una organización. «Creo que trabajaremos juntas aprovechando la experiencia de estos dos años. No creo haber perdido el tiempo. He adquirido una experiencia única. He madurado y he conocido el Estado desde dentro al ver la maquinaria totalitaria», señaló.

Junto con Aliójina y Tolokónnikova fue detenida también, en marzo de 2012, Ekaterina Samutsevich, pero logró la libertad condicional siete meses después ya que sus abogados lograron demostrar que, si bien estuvo presente en la Catedral de Cristo Salvador, no llegó a tomar parte en el irreverente show. Sí lo hicieron, sin embargo, otras dos activistas que, no obstante, no fueron puestas a disposición judicial al no poder ser identificadas.

Voto para Putin

Durante el juicio, declararon que su intención no fue ofender a los creyentes y menos instigar odio contra nadie. Tolokónnikova dijo que sólo querían denunciar el hecho de que Kiril, el Patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa, hubiera accedido a pedir el voto a favor de Putin, reelegido finalmente en los comicios del 4 de marzo del año pasado.

Aquellas elecciones estuvieron precedidas de numerosas manifestaciones y Pussy Riot fue un elemento más de las movilizaciones. Las jóvenes protagonizaron acciones de protesta en centros comerciales, estaciones de metro y en la Plaza Roja. Fueron detenidas varias veces, pero pronto recuperaban la libertad. No así el 21 de febrero de 2012, a menos de dos semanas de aquellos comicios, cuando se decidieron a irrumpir en la Catedral de Cristo Salvador.