El compadreo que nos salió caro
La Justicia vuelve a dirimir sobre la política de contratación a dedo y saltándose la ley de un ayuntamiento gaditano
Actualizado: GuardarEl compadre, la teoría de «échale una mano primo, que verás como luego te lo agradecen en votos» y el populismo barato que todo lo tolera, siempre y cuando quien lo ejerza no salga perjudicado, nos ha costado mucha pasta a todos los contribuyentes. Esta crisis no sólo ha sido una cuestión de bancos. En esta orgía de gastos superfluos, de descontrol presupuestario también han tenido mucho que ver los gobiernos locales, regionales y nacionales, con independencia del color de sus dirigentes, que decidieron hacer política a costa de las arcas públicas. Sin plan de futuro, con la mirada cortoplacista que nada resuelve, que nada genera y tiene una nula capacidad productiva.
La Justicia vuelve a dirimir sobre la política de contratación a dedo en un ayuntamiento gaditano que presuntamente se saltó la ley que deja bien claro cómo deben producirse las altas y bajas dentro de las administraciones públicas en un ayuntamiento gaditano. La Fiscalía Anticorrupción acusa al alcalde de Puerto Serrano y a su antecesor de haber practicado eso que es tan ibérico como el jamón de Huelva, el queso manchego o el atún de Barbate: el enchufismo.
La ley se estableció en su día para que en una administración pública, que debe entenderse como la casa de todos (llámese ayuntamiento, diputación, consejería o ministerio), entrara a trabajar cualquier ciudadano siempre y cuando cumpliera una serie de requisitos pero siempre bajo unos criterios de igualdad. Por desgracia en este país han proliferado las entradas por la puerta de atrás, mediante subterfugios y fórmulas de contratación, como los llamados asesores, que permiten colocar al amigo.
Aquí nos encontramos con un caso que salpica directamente a un gobierno de IU y a un Ayuntamiento que lleva bajo su mandato durante dos décadas. Dice el fiscal que en Puerto Serrano también se practicó eso de darle un trabajito a la esposa de, la hermana de y el cuñado de. Todo, por supuesto, muy progresista.