Raúl Castro vuelve a ofrecer diálogo a EE UU para lograr una «relación civilizada»

«Sin prisa, pero sin pausa» parece ser el lema del presidente cubano, Raúl Castro. Esa máxima, repetida desde que llegó al poder sustituyendo a su enfermo hermano Fidel en 2006, volvió a escucharse ayer en la clausura de la sesión parlamentaria. El gobernante comunista reafirmó el avance por la senda de las reformas económicas sin desatender el proyecto social cubano y siempre dentro de «un clima de orden, disciplina y exigencia», además de mayor producción y trabajo.

En su discurso para cerrar las jornadas de trabajo, Castro tocó todos los temas claves para la isla, incluidas las complicadas relaciones con Estados Unidos. Tras su reciente saludo con Barack Obama en el funeral de Nelson Mandela ofreció, como en otras ocasiones, un dialogo «respetuoso, en igualdad, y sin comprometer independencia, soberanía y autodeterminación de la nación». «Si en los últimos tiempos hemos sido capaces de sostener algunos intercambios sobre temas de beneficio mutuo (...), consideramos que podemos resolver otros asuntos de interés, establecer una relación civilizada entre ambos países, como desea nuestro pueblo y la amplia mayoría de los ciudadanos estadounidenses y la emigración cubana», afirmó. En ese sentido, Castro recordó que «no reclamamos a Estados Unidos que cambie su sistema político y social ni aceptamos negociar el nuestro. Si realmente deseamos avanzar en las relaciones bilaterales, tendremos que aprender a respetar mutuamente nuestras diferencias y acostumbrarnos a convivir pacíficamente con ellas».

En cuanto a la economía local, el mandatario valoró el desarrollo de la misma, aunque reconoció que no se habían cumplido los planes previstos. «El PIB crece un 2,7%, inferior al 3,6% planificado», dijo, tras informar de que en 2014 el Parlamento votará una nueva Ley de Inversión Extranjera ya en elaboración. El general señaló que el proceso de unificación monetaria «no afectará a quienes lícitamente obtienen ingresos, tanto en divisas como en pesos, ni el efectivo en manos de la población o los depósitos en el sistema bancario nacional». Pero agregó que la eliminación de la doble moneda «no constituye la solución mágica de nuestros problemas, pero sí contribuirá de manera decisiva a mejorar el funcionamiento de la economía y la edificación de un socialismo próspero y sostenible, menos igualitario y más justo, lo que en definitiva propiciará mayores beneficios a todos». Castro destacó la aprobación de un nuevo Código del Trabajo para regular los derechos y deberes laborales de empleadores y empleados del Estado y ajenos, sector este última que ya suma más de 440.000 trabajadores.