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ESPAÑA

Los tres fogoneros de la consulta catalana

El número dos de la Generalitat, el jefe de la oposición y la líder social presionan para que el presidente autonómico no se rinda frente a Rajoy Homs, Junqueras y Forcadell dan fuelle, desde posiciones contrarias, al reto soberanista de Artur Mas

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Artur Mas es el presidente de la Generalitat y es la cabeza visible del proceso independentista catalán. Sin embargo, en la sala de máquinas, hay tres fogoneros, Francesc Homs, Oriol Junqueras y Carme Forcadell, que alimentan de argumentos y recurren si es necesario a las presiones para que Mas no frustre el cambio político iniciado por la sociedad catalana. Curiosamente, hace tres años y medio, ninguno de ellos tenía un papel estelar.

Al margen del propio presidente autonómico, el principal timonel del proceso es Francesc Homs. Consejero de la Presidencia desde hace un año, es el hombre fuerte en el Gobierno catalán y el ideólogo de la deriva soberanista de CiU. Fogueado en la negociación política como ponente del Estatut, se dice que de él partió la idea de adelantar las elecciones catalanas en 2012, que resultaron un retroceso para Artur Mas dado que perdió 12 de los 62 diputados que tenía.

En la práctica, es una suerte de 'primer ministro', el hombre que en el Gobierno catalán lo negocia todo. Es además miembro del 'pinyol (el 'hueso'), el grupo que aupó a Mas a la presidencia de CiU y que representa a la nueva hornada de convergentes que no ha vivido el 'pujolismo' en la Generalitat y que, alejados del posibilismo que siempre caracterizó a sus mayores, son abiertamente independentistas. Sus detractores les llamaban los talibanes, aunquequienes han trabajado con él aseguran que Quico Homs es un político pragmático.

Tras la imputación de otro hombre fuerte de su partido, Oriol Pujol, por el caso de las ITV, ha asumido la responsabilidad de idear el camino hacia un Estado para Cataluña en el que cree a pie juntillas. Con la consejería más política, la de Presidencia, Homs, hasta hace un año secretario de la Presidencia y portavoz de la Generalitat, tiene todo el poder de decisión sobre el proceso. Tiene, además, poder directo sobre el servicio exterior catalán, los sondeos de opinión y los medios públicos y de su departamento han surgido las últimas iniciativas más polémicas, como el reciente simposio de historia 'España contra Cataluña', celebrado este mismo mes en Barcelona y criticado por diversas personalidades del mundo académico por sus apriorismos y sus plantemientos victimistas.

El dirigente nacionalista mantenía un pulso que en ocasiones fue público con Duran Lleida, pero se ha llevado el gato al agua. Sus tesis se han impuesto y Mas confía en él ciegamente. Tiene tan claro cuál es el objetivo, que ha encargado al consejo asesor para la transición nacional que diseñe la estructura del Estado catalán.

Adversario y socio

Oriol Junqueras, mientras, copilota la nave desde su extraño papel dual de socio de gobierno y jefe de la oposición. Historiador, alcalde de Sant Vicenç dels Horts desde 2011 y presidente de Esquerra Republicana también desde 2011, su fuerza parlamentaria, 22 de 135 diputados de la Cámara catalana, le permite tener atado en corto a Mas, quien no puede aprobar casi ninguna iniciativa sin su visto bueno. El presidente de la Generalitat tiene un estrecho margen de maniobra porque si su actuación no satisface a los republicanos corre el riesgo de quedarse solo y verse obligado a convocar elecciones e incluso perder el poder, ya que a día de hoy las encuestas dan como ganador a Esquerra, por primera vez en 35 años de autonomía.

Esquerra se siente fuerte en el Parlamento y en las encuestas y puede presionar a Mas para que transite hacia el Estado propio. De momento, el president ha cumplido todas las exigencias que puso Junqueras sobre la mesa. La gran incógnita es saber cómo actuará Esquerra cuando Mas no tenga manera de celebrar el referéndum. Podría transigir con las plebiscitarias, siempre que el compromiso incluya la declaración unilateral de independencia en caso de que las fuerzas soberanistas ganen de manera mayoritaria.

La gran desconocida

El caso más significativo es el de Carme Forcadell, lingüista, funcionaria de la Generalitat, militante de Esquerra Republicana y concejala del Ayuntamiento de Sabadell entre 2003 y 2007, hasta hace bien poco era una perfecta desconocida tanto en Cataluña como en el resto de España. Pero en 2012 nació la Asamblea Nacional Catalana, una entidad que se puso como objetivo alcanzar la independencia y que aglutinó todas las pequeñas plataformas de base de la sociedad civil del ámbito soberanista. Y Forcadell fue elegida presidenta, salió del anonimato y se ha convertido en la líder del independentismo. Su autoridad está fuera de cualquier duda y si diera el salto a la arena de los partidos haría temblar al mismísimo presidente Mas e incluso al emergente líder de la oposición, Junqueras.

Su papel en el proceso es doble. Por un lado, la Asamblea actúa como movilizadora de la sociedad. Con solo un año de existencia, esta plataforma logró organizar una manifestación con millón y medio de personas en la Diada de 2012 y este año se ha superado con la cadena humana de la 'Vía Catalana' del 11-S, que congregó a 1,6 millones de catalanes a lo largo de 400 kilómetros. Este poder de convocatoria le permite adoptar un rol vigilante en el proceso y de defensora de las esencias soberanistas y de la sociedad civil independentista, que exige a Mas que no se desvíe ni un milímetro del camino porque de lo contrario sabe que tiene a cientos de miles de personas dispuestas a salir a la calle.