Todas las caras del duende
MADRID. Actualizado: GuardarJerónimo Navarrete es el ojo que todo lo mira en el planeta del Flamenco. Durante tres décadas el fotógrafo ha retratado a todos las figuras, consagradas y emergentes, del cante, el toque y el baile. Los ha seguido cámara en ristre por los grandes tablaos españoles, pero también en sus grandes citas internacionales, en foros tan poco jondos a priori como Hanóver o San Francisco. El resultado es 'Flamencos' (Rey Lear) una suerte de 'biblia gráfica' del flamenco en la que las instantáneas de Navarrete, siempre en blanco y negro, se funden con los textos de dos expertos en música, el periodista José María Goicoechea y el crítico musical José Manuel Gómez, 'Dj Gufi', que retratan de palabra a los miembros de la gran familia flamenca.
De Camarón a Chaquetón, de Paco de Lucía a Vicente Amigo, de Pilar López a Israel Galván, de Pitingo a Miguel Poveda, la mirada de Navarrete se fija en figuras de todas las generaciones y disciplinas para desvelar el alma de lo jondo y reseñar en imágenes el ADN de las la grandes sagas flamencas, como los Montoya, los Flores, los Farruco, los Habichuela o los Morente.
A finales de los años ochenta Navarrete (Madrid, 1967) era un mero aficionado que acudía a los templos del cante y el baile con su cámara y que seguía a algunos artistas en sus giras y actuaciones. Como Camarón de la Isla, de quien presenció su último concierto, en febrero de 1992, en el colegio mayor San Juan Evangelista, y retrató su entierro en San Fernndo en julio del mismo año. Al finales de los noventa publicó parte de ese material en 'Los ojos del flamenco' (Lunwerg), seleccionando un centenar de instantáneas que mostraban escenas insólitas de los grandes del género.
Su nuevo libro es fruto de seis años de trabajo y muchos encuentros con cantaores, guitarristas y bailaores en pos «del espíritu del flamenco». «Eran ellos quienes lo llevaban y en ellos debía encontrar lo que me animaba y fascinaba», explica. «No es un libro erudito o para musicólogos. Es para todo el mundo que disfruta y ama el flamenco», asegura Navarrete, antiguo colaborador de la revista 'La caña' y habitual fotógrafo después en infinitud de compañías. Quiere compartir con los aficionados la intensa y mágica sensación que tuvo hace tantos años en una playa de Cádiz, cuando sintió por primera vez «el pellizco o duende: algo irracional y profundo que me puso los pelos de punta como ninguna música lo había hecho».
Reúne «a tradicionalistas y revolucionarios. A los que piensan que el viejo arte desaparece con ellos y los audaces que acaban de llegar seducidos por lo jondo».