Los garabatos de Sabina
El cantautor publica un libro de dibujos que pintó mientras guardaba silencio para cuidar su voz
MADRID Actualizado: GuardarJoaquín Sabina, a sus 64 años, tiene que cuidarse. Aunque no reniega de su pasado de borracho y pendenciero, ahora, entre concierto y concierto, ha de procurar no perder la voz, circunstancia que le obliga a guardar silencio. Para matar al tiempo y sobrellevar lo que para él es una terrible condena, se dedicó a hacer dibujos. Fruto de esa dedicación ha nacido 'Muy personal' (Planeta), un libro que recopila sus "garabatos" hechos con rotuladores y extraídos de una quincena de cuadernos profusamente ilustrados, dibujos que aparecen entreverados con fragmentos de poemas, de reflexiones personales, esbozos de letra de canciones escritas a vuelapluma, impresiones sobre sus conciertos, comentarios de sus viajes -no para de viajar por Latinoamérica- y entradas de un diario frustrado.
Son las doce de la mañana y Sabina comparece ante la prensa con una cerveza al lado. Asegura que no se puede estar quieto, necesita tener algo en la mano, y muestra un cigarrillo de plástico, de esos mentolados, del que no se desprende y que muerde para conciliar el sueño. Mejor que no le pregunten de política. Recién venido de México, lo que se ha encontrado no le gusta. "Vuelves a casa y te encuentras con estos cabrones dictando leyes". ¿Le inspira algún ministro? "Solo un puaff o un pedo", dice Sabina, para quien la cultura no debería estar gravada con ningún tipo de IVA, "como la educación o la sanidad".
El libró nació de un encargo que cuajó en fracaso. La editorial Planeta le encargó una especie de memorias y Sabina, incapaz de someterse a la disciplina de escribir cinco horas al día, enredó a los directivos del sello para que publicaran una selección de sus mejores dibujos, trufados de esas meditaciones y microrrelatos. En el libro, muy cuidado y con bellas estampaciones, irrumpen en color las obsesiones del cantautor: culos, mujeres, toreros, peces y gallos, entre otros motivos.
Si las musas no se presentan cuando las convoca para escribir en prosa, sí acuden a la llamada a la hora de componer canciones. En marzo o abril sacará un nuevo disco del que dice sentirse "muy ilusionado".
Está seguro de que si hubiera tenido que examinarse para que las autoridades acreditasen la condición de músico callejero, hubiera suspendido. "Pero no solo yo, también lo habrían hecho Leonard Cohen, Bob Dylan, Lou Reed o Tom Waits, que son lo que a mí me gustan". "Si en mi época hubiéramos tenido que someternos a un examen para poder tocar en la calle, les habríamos mandado a la mierda", dice el músico, quien no oculta su disgusto ante el hecho de que artistas hechos y derechos hayan concurrido "como un rebaño" a la cita orquestada por Ana Botella.