La otra rival de Bachelet
La candidata socialista compite hoy en las urnas contra una abstención récord que amenaza con empañar su regreso a la presidencia chilena
BUENOS AIRES.Actualizado:La magnitud que tendrá la ausencia de votantes es el gran fantasma que sobrevuela las elecciones presidenciales de hoy en Chile, en las que se da por descontado la proclamación de la socialista Michelle Bachelet como sucesora del presidente Sebastián Piñera. La exmandataria (2006-2010), líder de la coalición de centroizquierda Nueva Mayoría, se enfrenta en segunda ronda con la derechista Evelyn Matthei y todo indica que ganará por una enorme mayoría. No obstante, su triunfo podría resultar deslucido por una alta abstención.
La última encuesta de la consultora Ipsos reveló que Bachelet obtendría entre 63 y 67% de apoyos según la cantidad de electores que acudan a las urnas, mientras que Matthei apenas lograría entre 33 y 36%. Desde 2012, en Chile la inscripción para votar es automática para mayores de 18 años, pero la votación pasó entonces de obligatoria a voluntaria. El cambio hizo que en primera ronda se acentuara una tendencia a la abstención que ya se venía dando en forma paulatina.
Bachelet ganó en primera vuelta el 17 de noviembre con poco más del 46% de los sufragios frente al 25% de Matthei. La ventaja es cómoda pero la médica socialista no llegó al 50% más uno que creyó que iba a poder conseguir para eludir la segunda vuelta. En esa primera ronda votó sólo la mitad del padrón, un ausentismo muy marcado que preocupa a los analistas y a la clase política en general. Los observadores prevén para hoy que ese fenómeno podría incluso profundizarse.
El experto electoral Pepe Auth, diputado de uno de los partidos de la coalición, le puso un número a la ausencia: vaticinó una merma de 700.000 votantes. «Creo que estamos condenados a que participe menos gente en la segunda vuelta que en la primera», fue su pronóstico. Por su parte, Gonzalo Muller, analista electoral de la UDI, uno de los partidos de la alianza de Matthei, anticipó que hoy podría ser la primera vez en unos comicios presidenciales que sea más la gente que se quede en casa que la que vote.
Las dos rivales cerraron sus campañas el jueves en actos públicos muy menguados de público y las dos coincidieron en llamar a los ciudadanos a no quedarse en casa. Para Matthei la abstención implicaría una derrota más profunda y para Bachelet, una victoria raquítica de legitimidad. De momento, en el comando de la socialista ya no transmiten la euforia que precedió a la primera ronda. Álvaro Elizalde, el portavoz, advirtió de que las elecciones «no son una carrera corrida» sino que hay que trabajar hasta el último minuto para sumar apoyos.
Reforma constitucional
Los integrantes de la Nueva Mayoría -socialistas, democristianos y ahora también comunistas- lograron recabar en estos días el respaldo de dirigentes y votantes que en primera vuelta optaron por el aliado socialista Marco Enríquez Ominami o por el independiente Franco Parisi. Bachelet promete ahora un Gobierno más a la izquierda que el que encabezó por primera vez. Propone una reforma constitucional, un cambio hacia la gratuidad de la educación y una reforma impositiva en la que los ricos paguen más.
En la otra vereda, Matthei, economista y exministra de Trabajo de Piñera, intentó generar desconfianza en la agenda de Bachelet, con la idea de que más impuestos pueden provocar la pérdida de inversiones, un menor crecimiento económico y un bajo nivel de empleo. «¿Cambiar la Constitución? ¿Por qué? Si nos ha ido bien a los chilenos», aseguró al ignorar indicadores que revelan que la brecha entre ricos y pobres creció fuertemente en los últimos 20 años.
La candidata derechista advirtió que la Nueva Mayoría podría llevar a los chilenos hacia un modelo como el de Venezuela, «donde no tienen qué comer». «No, señor. Nosotros queremos parecernos mas bien a los países europeos», declaró al cerrar su campaña. Aun así, Matthei sabe que su triunfo es casi imposible. «Si ganamos, esto es lo mismo que David contra Goliat, va a ser un milagro», se sinceró.