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Una mujer huele un perfume en el Museo de los Aromas en Burgos. / Iosu onandia
CIENCIA

Olores que asustan

Los científicos demuestran que los aromas más agradables pueden convertirse en terroríficos según el momento al que se asocian

J. L. ÁLVAREZ
MADRIDActualizado:

El olor de un perfume, de una rosa, de una comida o simplemente de un vestido pueden provocar el miedo más pavoroso a una persona. Nada tienen que ver que el aroma de la colonia lo despida un bebé, la rosa adorne un ramo de novia, la comida sea servida en el mejor restaurante o el vestido lo lleve la pareja. Lo que para una persona puede ser de lo más placentero, para otra puede producir auténtico terror.

Estas son las conclusiones de un estudio, que publica esta semana la revista Science, dirigido por el investigador Marley Kass. El trabajo realizado con ratones consistió en realizar un exhaustivo seguimiento de las neuronas sensoriales olfativas de los roedores (OSN por sus siglas en ingles), que son las primeras células en interactuar con las moléculas de olor que son absorbidas por las fosas nasales.

De esta manera, los científicos electrificaron una simple rosa. De manera que cuando los ratones olían la flor recibían una pequeña descarga. Los animales aprendieron de esta forma a asociar el olor de la rosa con un recuerdo de miedo. Hasta ahora, los investigadores nunca se habían pensado que la recompensa o el castigo podrían influenciar el procesamiento sensorial como el olfato.

El equipo de Marley Kass monitorearon los cerebros de los ratones y descubrieron que la cantidad de neurotransmisor que salió de los OSNs de los roedores en respuesta a esos olores de "miedo" fue cuatro veces la cantidad producida por olores normales.

Sus hallazgos sugieren que tal condicionamiento de miedo puede mejorar la sensibilidad de olores importantes, y que la información sobre estímulos negativos puede ser incorporada en los niveles más tempranos del procesamiento sensorial.

Esto no significa que el miedo huela, pero si que hay olores que pueden dar miedo o se asociados a sensaciones desagradables. De hecho, muchas personas dicen que no les gustan porque les producen malas sensaciones los olores de los hospitales -desinfectantes, productos farmacéuticos o quirófanos-, de los mataderos de animales, de los cementerios o simplemente del plástico al quemarse que suele asimilarse a los incendios en inmuebles.