El Sevilla logra el primer puesto con autoridad
Iborra y Rusescu dieron la victoria a los de Emery, muy superiores de principio a fin a un Friburgo entregado que en ningún momento puso en aprietos a Javi Varas
SEVILLA Actualizado:Se presentaba en sociedad el Sevilla 'post-Del Nido' y la nueva era nervionense marcada por la presidencia, de momento en funciones, de José Castro, debía demostrar que el tsunami institucional no iba a afectar al rumbo del equipo sobre el césped. Con el director deportivo 'Monchi' lanzando mensajes crípticos en base a su futuro inmediato en las redes sociales y el que se presupone será el próximo hombre fuerte de la entidad, José María Cruz, todavía decidiendo qué hacer, los sevillistas se jugaban su futuro a medio plazo en la antigua Copa de la UEFA. Necesitaban los de Nervión al menos un punto para alcanzar el liderato sin tener que ver de reojo el otro encuentro del grupo, y bien es cierto que se esperaba una victoria al ser la mejor manera de trasladar a Europa esa racha de tres partidos seguidos venciendo en Liga. Iborra y Rusescu se encargaron de certificar un cómodo pase como los mejores de la liguilla continental.
Unai Emery decidió que era el momento de dar un golpe sobre la mesa para enviar un mensaje que recorriera todo el viejo continente. Dubitativo hasta el momento con el dos veces campeón en este siglo XX sin saber muy bien si quiere ser candidato al título o simplemente pasar sin pena ni gloria por esta competición, el técnico sacó la artillería pesada. Sigue sin dar el descanso que necesita a Rakitic, la piedra angular sobre la que se sustenta el sistema del técnico vasco. De igual manera volvió a dar la zamarra de titular a Bacca, que le ha ganado el puesto a un demasiado impávido Gameiro. Apostó por su doble pivote defensivo, aquel que le aporta estabilidad y oficio en el centro del campo, aunque para ello deba sacrificar la creatividad y los correcalles en los que estaban comenzado a convertirse los partidos gracias a su apuesta excesivamente ofensiva. Toda una declaración de intenciones que pronto se vio reflejada en el terreno de juego.
El Sevilla se asentó rápido, ya que no quería verse intimidado por el espectacular ambiente y colorido de una grada típica alemana, donde nadie deja de animar cuando hay algo en juego. Sabían los seguidores del Friburgo que su equipo tenía una oportunidad de oro para pasar a los dieciseisavos y además como primeros haciendo con ello historia en la escasa trayectoria europea de los germanos. Perotti y Jairo eran los encargados de estirar el campo lo máximo posible. Los extremos necesitaban aportar un plus de velocidad ante la lentitud de los laterales contrarios, incapaces de seguir un alto ritmo si este era ejecutado desde el inicio. No quería el preparador guipuzcoano sorpresas desagradables en esta ocasión, tras los empates que no deberían haber ocurrido ante el Slovan Liberec y el Estoril en pasadas jornadas. Pidió a los suyos dar un paso adelante, buscando que nadie pensara con las matemáticas y sí con lógica de campeón.
Con ese empuje e ímpetu lograron los hispalenses adelantarse en el marcador cuando el choque se encaminaba hacia el aburrimiento típico de bolo de verano. Perotti hizo lo que se le exige: jugada para quitarse el sombrero y dar el último pase. El que marca la diferencia entre una estrella y un estrellado, esta vez a Iborra, quien se está quitando poco a poco el lastre de haber costado seis millones. El 0-1 dio una tranquilidad inusitada a los sevillistas para la segunda mitad, donde sólo tuvieron que jugar con la frialdad de la cabeza y dejar el corazón para envites más importantes en el futuro.
La victoria se aseguró en el descuento con un gran tanto de Rusescu y gracias a los cambios del entrenador rojiblanco, cada vez mejor adaptado a un banquillo que ya no quema tanto. Primero de grupo, el Sevilla supera la era Del Nido y es uno de los favoritos para ganar la 'Europa League' en 2014.