La Unión Europea avanza para conseguir la histórica unión bancaria
Los Veintiocho respaldan un Mecanismo Único de Resolución europeo pero Alemania mantiene el pulso
BRUSELAS.Actualizado:Si fuera un partido de exhibición, el cartel sería algo así como Alemania contra el resto de Europa. Es la tónica que reina en Bruselas desde que estalló la Gran Depresión. La Comisión propone, intenta avanzar y Berlín, que ahora le toca rascarse el bolsillo después de haber sufrido su particular crisis hace más de una década, se niega a levantar el freno de mano. 'Ayuda sí, dinero sí, pero no a cualquier precio', resume el 'leitmotiv' comunitario de la canciller, Angela Merkel. Ahora, la partida, el todo o nada, no se llama déficit ni rescates, se denomina unión bancaria, el proyecto de gobernanza económica del continente más importante desde la creación del euro, vital para países en dificultades como España y que avanza a trompicones pero sin dar pasos atrás.
Ayer se disputó el penúltimo partido en Bruselas, en terreno del Ecofin, del consejo de ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea. Comenzó a las nueve de la mañana y concluyó ya adentrada la madrugada de hoy. «Espero una reunión de al menos 18 horas y sin un acuerdo definitivo», barruntó Jörg Asmussen. Y si lo decía un alemán que además es miembro del comité ejecutivo del Banco Central Europeo... La clavó, efectivamente.
Por su parte, todos los ministros de los Veintiocho, incluido el español Luis de Guindos, apostaron por la consecución de un «acuerdo político» que 'vendiera' al exterior una imagen de unidad y permitiera, además, tomar algo de aire para seguir con las negociaciones de cara a la decisiva cumbre de jefes de Estado y de gobierno del 19 y 20 diciembre. De hecho y a falta de confirmación oficial, habrá un Ecofin extraordinario el miércoles 18 para terminar de concretar los flecos de una negociación que lleva meses enquistada y que ayer se buscaba desatascar. Al cierra de esta edición, todavía no se había producido ninguna comparecencia pública. Ni de la presidencia de turno lituana, ni de la Comisión ni del ministro De Guindos.
La jornada fue intensa, con varios recesos utilizados para intentar acercar posturas en encuentros bilaterales o incluso a varias bandas. Porque si el viernes Berlín reunió a los líderes de las grandes potencias del euro, el lunes, tras el Eurogrupo, sucedió algo parecido. Muy bruselense. Cuando el vértigo asoma, las prisas dominan la escena. Diciembre es un mes clave para la unión bancaria, para su aprobación definitiva, y el tiempo escasea. El Parlamento europeo está a escasos cinco meses de disolverse por las elecciones de finales de mayo y la UE busca a la desesperada que el proyecto quede refrendado esta misma legislatura.
Quién liquida y quién paga
El gran consenso que todos dieron por hecho a lo largo de la maratoniana jornada de ayer fue la creación de un Mecanismo Único de Resolución (MUR) que cumple, al menos en los grandes trazos, con las pretensiones de la Comisión y de la inmensa mayoría de los socios comunitarios excepto Alemania. Por un lado, se creará una autoridad común única con capacidad para poder reestructurar o incluso liquidar un banco inviable, y por el otro, se constituirá un fondo también único y común para poder sufragar estas posibles quiebras. El diablo, una vez más, vuelve a estar en la letra pequeña: Quién tiene el botón rojo para cerrar un banco y quién pone el dinero para rescatarlo. Aquí es donde Alemania mantiene le pulso.
La propuesta original de la Comisión se autoconcedía estos poderes pero Berlín parece haber conseguido que la última palabra la tenga el Consejo Europeo o en alguna institución donde estén representados todos los países, es decir, donde Merkel tenga capacidad de decisión sobre sus bancos y no deje al albur de 'ajenos' decisiones tan relevantes.
Tanto en este aspecto como en el referido al cómo se paga la factura de posibles quiebras, las diferencias son muchas. La opción que más fuerza ha cobrado es que se produzca algún tipo de vía transitoria que contente a todas las partes. No se descarta una modificación de los Tratados ni tampoco adelantar a 2015 los aspectos más duros y polémicos de la nueva normativa del 'bail-in', es decir, quiénes son los paganos del cierre de un banco y sobre todo, en qué orden se paga.
La legislación vigente establece que llegado el caso, la entidad afectada debe buscar capital en el mercado, luego, si no lo consigue, se recurriría a quitas de bonistas de deuda de baja calidad -como las preferentes españolas-, a continuación se activarían los 'backstops' o salvaguardas nacionales y en el último lugar, el MEDE, el Mecanismo Europeo de Rescate entraría en juego.