Triste despedida de la ‘Champions’ para la Real Sociedad

Despedía Anoeta el himno de la 'Champions', lo mediático de esta competición y los sueños. Todos al mismo tiempo. Quiso hacerlo de la mejor manera posible, con sus galas predilectas, demostrando que está con los suyos en las buenas y malas. Intentó hacerlo fiel a su estilo, el que le ha dado tanto pero que también le ha quitado mucho en determinados momentos de la fase de grupos por no saber cómo actuar. Al final no pudo marcharse a lo grande, con una victoria y maquillando su triste casillero de puntos. Lo hizo por la puerta de atrás. Derrota mínima, que puede catalogarse de injusta, y un pírrico punto en su retorno a la Liga de Campeones.

Salió Arrasate con un equipo mezcla de suplentes y titulares. Quiso dar protagonismo a algunos secundarios que merecían igualmente disfrutar de la máxima competición continental. Zubikarai, el portero suplente, pudo comprobar de primera mano el cosquilleo que sentía su compañero y rival en la portería cada vez que le tocaba entre semana defender la portería realista frente a los mejores de Europa. Bien es cierto que delante no tenía la cohorte del Manchester United, pero sí estaban los alemanes del Leverkusen que se jugaban estar en los octavos de final. El mismo miedo dan los germanos que los ingleses cuando se ponen a jugar a ese fútbol cargado de fuerza que acostumbran.

Entre un elenco de jugadores llamados a llevar la estrella del encuentro surgió Rubén Pardo, el único capaz de asociarse con Griezmann para intentar dar una última alegría a la parroquia blanquiazul. Aguantaron los donostiarras hasta que la pizarra teutona funcionó y provocó una caída semejante a un castillo de naipes en las esperanzas locales. Marcó Toprak para clasificar a los suyos y provocar la despedida con la boca pequeña de la Real de una 'Champions' muy aciaga para sus intereses.