Una moda muy difícil de quitar
La ciudad se llena cada día de nuevos mensajes y dedicatorias escritos en el suelo
SAN FERNANDO.Actualizado:Quizás nació en París, la ciudad del amor. Allí, para expresar el lazo de unión entre los enamorados, comenzó a colocarse candados como símbolo de la eternidad. El gesto se hizo popular y ahora el puente está lleno de estos utensilios con iniciales de la persona a la que se ama. A tanto ha llegado que incluso ya se han lazando avisos del peligro que se corre para el Pont de Arts, que aguanta demasiado peso como consecuencia de la cantidad de cerrojos que alberga.
Pero, como una moda, se extendió a otros lugares del mundo e incluso en El Puerto en el nuevo puente construido recientemente se detectaron y quitaron de forma inmediata para evitar un problema similar. En San Fernando también se puede apreciar algún que otro candado. Aunque en la ciudad, lo que verdaderamente prolifera son las pintadas por amor.
En la era de los móviles, las tablets, el 'whatsapp', el 'line', resulta que no se ha encontrado otra forma de decir algo a esa persona a la que se quiere sorprender más allá de utilizar el suelo como lienzo. Un mensaje tradicional, pero a lo grande, para que no pase desapercibido para aquel o aquella a quien se dirige. Además con 'spray', de modo que sea permanente y más difícil de quitar que si se pone en una pared, que se pinta y ya está, aunque en estas superficies también se reproducen.
Y la mayoría tienen un final muy similar, el símbolo del infinito, para exponer esa eternidad que de modo más poético recogen los candados de París. Algunos son muy simples con una fecha y este signo. Otros son más complicados con un mensaje especial o en busca del perdón. Y los hay que tienen varias partes, que están diseminados por diferentes puntos que suele frecuentar la persona amada o incluso que realizan un camino de mensajes que recorre varias calles de la ciudad. Sea como fuere, lo cierto es que cada día aparece alguno nuevo, convirtiéndose en una moda a la que cuesta hacer frente, pues resulta muy difícil de quitar.
Habrá quien vea en ellos una locura de enamoramiento, otros una pequeña 'chiquillada' y los que consideren que se trata de un acto vandálico. En cualquier caso, se trata de una moda muy costosa, ya que la inversión va más allá de pintura con la que tapar el mensaje puesto en un muro. Hay que quitar y poner losas, un trabajo más arduo y costoso.
Hasta ahora la media de gasto para solventar la reposición de mobiliario urbano y de borrado de 'graffitis' en la ciudad, además de otros actos vandálicos, ascendía a 10.000 euros al mes. Un cifra que se dispara si se le suma la pérdida de cables de cobre del alumbrado municipal. Precisamente ante esta situación han sido varias las ocasiones en las que el Ayuntamiento ha lanzado mensajes a los ciudadanos para que alerten de este tipo de comportamiento además de denunciar el vandalismo al que están sometidas determinadas zonas de la ciudad, principalmente los parques, como es el caso del Almirante Laulhé o del Cerro. Ahora se enfrenta a una moda que no cesa, que como otras será pasajera, aunque su intención, como expone el símbolo que se utiliza, es la de permanecer y desde luego son mensajes complicados de borrar.