Un domingo en la prueba del Nôken
Casi mil personas se presentan a los exámenes oficiales de japonés en toda España
MADRIDActualizado:Por los pasillos de la Facultad de Filosofía de la Universidad Autónoma de Madrid corría aire helado y muchos nervios. Alrededor de unas 500 personas daban vida a un campus solitario un domingo a las nueve de la mañana. Acudían a un examen de japonés.
El 1 de diciembre se realizaron las pruebas del Nôken, 'Nihongo nôryoku shiken' (Examen de capacidad de japonés), en todo el mundo. La organización supone una misión ambiciosa, ya que se deben coordinar los exámenes -más de 600.000- que se realizan en todas las ciudades del mundo el mismo día. Aunque en algunos países es posible elegir entre dos fechas al año (primer domingo de julio y primer domingo de diciembre), en España es esta última la única opción disponible y solo en las ciudades de Madrid, Barcelona y Santiago de Compostela -la capital gallega por primera vez este año-. En todo el país, casi 1.000 personas acudieron a esta convocatoria de una prueba que se divide en cinco niveles de dificultad, de los que el N5 es el más básico.
Con puntualidad nipona, la primera parte del examen, 'Conocimiento del lenguaje', del Nôken 5 comenzó supervisada por cuatro japoneses que hablaban perfectamente español. Lo primero que se le pasa por la cabeza a un principiante al ver por primera vez el cuaderno de preguntas es salir huyendo del aula. Escrito completamente en caracteres nipones, se hace difícil de digerir para un estudiante de nivel básico. Tras el primer susto, tocó relajarse y confiar en la simple capacidad de lectura que se tiene en el N5. Afortunadamente, se ofrecían cuatro respuestas posibles, había que elegir la que se creía correcta e indicarla mediante un círculo perfectamente relleno con lápiz, ya que todos los exámenes son corregidos por un ordenador.
Transcurrida una media hora, tocaba descanso. Al salir de las aulas, unos voluntarios rogaban silencio tanto en japonés como en español, ya que en otras salas seguían realizando la prueba. Una estudiante que había viajado toda la noche en autobús desde Zaragoza preguntó nerviosa: “¿El 'kanji' de 'eigo' tenía 'sombrerito de dos palitos' o no?”. Vocabulario de alumno de japonés para comprobar por medio de otro compañero que sí tenía el 'sombrerito' y que, por lo tanto, había perdido los puntos de esa respuesta.
En quince minutos casi no daba tiempo a tomarse un café y repasar la siguiente parte: 'Comprensión del texto'. La fracción más larga y densa de la prueba se centra en la gramática del idioma. Las primeras preguntas se contestaban después de sopesarlas bien, pero las últimas debían resolverse más ligeramente debido a que el tiempo de finalización de la prueba se echaba encima.
Miradas de pánico
Tras el segundo descanso, llegaba la tercera y última parte: 'Comprensión auditiva'. Todo eran risas y tranquilidad hasta que comenzó a sonar en un pequeño radiocasete los contenidos y las preguntas. Los estudiantes del nivel más básico se perdían en las conversaciones que se escuchaban en un exclusivo y demasiado rápido japonés y las miradas de reojo dejaban constancia del momento de pánico.
Cuando se terminó definitivamente la prueba, los aspirantes por fin se relajaron, suspiraron y coincidieron en declarar: “Si tengo suerte, apruebo”. Pasar o no el Nôken depende del azar en las respuestas dubitativas que se antojan demasiadas. Una lotería cuyos resultados no se conocerán hasta marzo.