Dulce bajo el mar
Descubren unas bolsas de agua dulce de unos 500.000 kilómetros cúbicos ocultas en los subsuelos de los océanos Pacífico e Índico
Actualizado:Los científicos buscan desde hace años agua dulce en otros planetas del Sistema Solar. El motivo principal es establecer allí una base espacial. Sin embargo, el agua continúa siendo un tesoro para millones de personas aquí, en la Tierra, donde cerca de la mitad de la población mundial podría sufrir su escasez de manera severa en 2030. Pero el problema parece resuelto. Y sin salir del planeta. Un equipo de científicos australianos anunció que ha encontrado unas bolsas gigantes de agua dulce que contendrían nada menos que unos 500.000 kilómetros cúbicos. Pero lo más sorprendente del descubrimiento es que estas reservas de agua potable estarían escondidas bajo las placas continentales que existen en los subsuelos de los océanos Pacífico e Índico.
Según explica esta semana en la revista Nature, Vincent Post, científico de la Universidad Flinders en Adelaida (Australia), estas bolsas de agua baja en sal abarcarían las plataformas continentales de Australia, China, América del Norte y Sudáfrica. Para hacerse una idea de lo que significa el volumen total de estas reservas, los científicos explican que suponen «cien veces volumen del agua extraída de las reservas subterráneas conocidas a lo largo del siglo pasado en todo el planeta», según precisó el investigador australiano. El hallazgo ha sido posible tras estudiar los resultados de las prospecciones petrolíferas realizadas en las plataformas del continente americano, el asiático, el australiano y el africano. Curiosamente, en muchos de los países ribereños la escasez de agua dulce está al orden del día. Una de cada tres personas vive en un país con problemas de agua moderados o graves, tal como recoge las Naciones Unidas.
Las petroleras habían horadado una y otra vez las costas de estos océanos. Los resultados negativos para la extracción de crudo o gas venían acompañados por hallazgos de bolsas de agua. Los resultados, como era natural, fueron a la papelera para disgusto de los magnates del petróleo.
El estudio científico explica que estas grandes reservas de agua dulce se crearon por la lluvia. No la del diluvio bíblico, sino por las precipitaciones que durante siglos cayeron cuando los niveles de los océanos estaban muchos más bajos que en la actualidad y afloraban grande extensiones de terrero, ahora convertidas en fondos marino cubiertos, en muchos casos tapizados por atolones o bancos de coral.
Al final del último período glacial, hace unos 15.000 años, al derretirse los glaciares, el agua cubrió estas tierras y se formaron los océanos, tal como se conocen en la actualidad. Sin embargo, el agua dulce que se filtró a subsuelo quedó protegido por las láminas sedimentarias, evitando así su contaminación por el agua salada.
La cuestión ahora es saber qué países, organismos o empresas estarían dispuestas a dar de beber a esa tercera parte de la población mundial que tiene sed, que no puede cultivar las tierras porque los arados no rasgan la tierra debido a las sequías y si, como ocurre con el petróleo, se podrían levantar acueductos para irrigar todo este tesoro submarino hacia donde sea más necesario.