Por todo el país. Una familia deja un ramo de flores en una de las muchas esculturas que honran a Mandela en Sudáfrica. :: REUTERS
MUNDO

Mandela, el inesperado icono pop

Canciones y macroconciertos vincularon para siempre al líder sudafricano con el mundo del rock

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La expresión suena un poco frívola, como una anomalía mundana dentro de los repasos de la biografía de Nelson Mandela, pero no cabe duda de que el activista y político sudafricano fue también un icono pop. Esa condición improbable le llegó más o menos por sorpresa, cuando se pudría en una cárcel sudafricana, y le acompañó ya durante toda la vida: resulta difícil pensar en otra figura que haya sido objeto de más homenajes musicales -el Telegraph decía ayer que «debería haber recibido un premio por la cantidad de malos conciertos en su honor a los que tuvo que asistir»- o que se haya retratado con más estrellas, empeñadas en peregrinar a Pretoria para conocerle y quizá también para vampirizarle unas gotas de carisma.

Ocurrió, decíamos, de repente: a principios de los 80, el mundo del rock estaba ya preocupado por lo que ocurría en Sudáfrica, pero la idea de luchar contra el 'apartheid' todavía no llevaba prendido el apellido Mandela. En aquel momento, si los aficionados con conciencia hubiesen tenido que mencionar a una persona como símbolo de esa causa, a la mayoría solo se les habría ocurrido Steve Biko, a quien Peter Gabriel había dedicado una intensa canción en 1980. De hecho, el artista que introdujo a Mandela en las listas de éxitos no sabía casi nada de él: el británico Jerry Dammers compuso la canción 'Nelson Mandela' (o 'Free Nelson Mandela', que fue como se editó en Estados Unidos y como la llama todo el mundo) con cuatro nociones vagas sobre la vida de su inspirador. El tema de su grupo The Special AKA, una de las canciones protesta más animadas de la historia, entró en el 'top 10' del Reino Unido en 1984, sonó por todo el planeta y, sin pretenderlo, ligó de por vida a Mandela con el rock, por mucho que sus gustos tirasen más hacia Haendel y Chaikovski.

Entonces, el mundo de la música se movilizó de manera aún más decidida en favor de los negros sudafricanos. En EE UU, Steven Van Zandt fundó en 1985 el colectivo Artistas Unidos contra el Apartheid y promovió la grabación de 'Sun city', una especie de 'We are the world' contra el régimen racista. Ese mismo año, Stevie Wonder recibió el Oscar por su canción 'I just called to say I love you' y, en su discurso de agradecimiento, dijo que lo recogía «en nombre de Nelson Mandela», lo que le valió la prohibición inmediata de su música en Sudáfrica.

Ocho minutos de ovación

En el Reino Unido, mientras tanto, se organizaba el macroconcierto por el 70 cumpleaños de Mandela: en los 80 proliferaron esos grandes eventos con buena causa, alentados por el impacto de 'Live Aid', y los músicos volvieron a confiar por un tiempo en su capacidad para reparar lo que no funcionaba en el mundo. En el caso del prisionero sudafricano, parece que de algo sirvió.

El concierto del estadio londinense de Wembley, en 1988, fue visto por 600 millones de personas en 67 países, aunque varias cadenas cortaron los discursos más politizados sobre Sudáfrica. Participaron, entre otros, Sting, George Michael, Eurythmics, Peter Gabriel, Simple Minds -que estrenaron su 'Mandela day'-, Dire Straits, Whitney Houston o Stevie Wonder, además de artistas africanos como Youssou N'Dour, Hugh Masekela o Miriam Makeba.

El abogado de Mandela pidió a los organizadores que pusieran manos a la obra para repetir la experiencia dos años después, y así se hizo: en 1990, en el mismo escenario, repitieron algunos artistas y se incorporaron otros como Neil Young, Lou Reed o Johnny Clegg, cuyo 'Asimbonanga' es otro de los grandes himnos dedicados al líder sudafricano. Pero la novedad que eclipsó todo lo demás fue la presencia del propio Mandela, excarcelado dos meses antes. El estadio casi se vino abajo, con una ovación de ocho minutos, cuando salió a pronunciar su discurso.

Los conciertos en honor de Mandela o vinculados a sus iniciativas derivaron en costumbre, con ejemplos como el ciclo antisida '46664' o el show neoyorquino por su 90 cumpleaños. La propia persona de Mandela siguió siendo un imán para los músicos, obsesionados por compartir plano con él: desde Michael Jackson o Diana Ross hasta 50 Cent o Beyoncé, el bueno de Nelson se codeó con todos los que han significado algo en la música anglosajona, aunque dicen que quienes le causaron mayor impresión fueron las Spice Girls. «¡Este es uno de los grandes momentos de mi vida!», soltó al conocerlas, el muy adulador.

La canción más reciente que le han dedicado se publicó hace solo unos días: se trata de 'Ordinary love', el tema de U2 para la banda sonora de 'Mandela, del mito al hombre'. El propio Bono se despedía ayer de su amigo Nelson con un texto para la revista Time: «Madiba -nos recuerda- prefería la risa a las lágrimas».