Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
Artículos

El bosón de La Viña

ANTONIO ARES CAMERINO
Actualizado:

Desde pequeño, en su Newcastle natal, Peter Higgs mostraba su preocupación por armonizar la materia, la energía y la fuerza. Lo que le enseñaron en la escuela y en la universidad sobre los protones, neutrones y electrones le quedaba pequeño. La escala subatómica era su pasión. Empezaron a aparecer nuevas partículas, muones, fermiones, neutrinos, quarks, taus, y sobre todo el bosón. Este último se resistió a dar la cara. Era el responsable de la masa de todas las demás pero su rebeldía la hacía invisible. No fue hasta julio de 2012 cuando en el CERN, en su túnel del Gran Colisionador de Hadrones, y después de acelerar protones a velocidades cercanas a la de la luz, cuando se pudo demostrar la existencia del bosón. A pesar de sus 84 años, su inquietud científica le hace buscar y querer descubrir nuevas partículas que expliquen la complejidad del universo y la razón de ser de la humanidad.

Este ciudadano británico, galardonado recientemente con el premio Nobel de Física, se ha enterado que en una pequeña ciudad trimilenaria del sur de Andalucía existe un barrio, conocido como La Viña, donde existe una partícula que rompe todos los esquemas de la ortodoxa y encorsetada física cuántica de la vida diaria. Dicha partícula fluye por sus calles y se instala en sus esquinas. Desde Los Callejones al Corralón, pasando por Patrocinio y San Félix, recorre la calle de La Rosa hasta el árbol del Mora. Está presente en los patios y casapuertas. A la luz del sol, en sus azoteas se puede manifestar en todo su esplendor radiante. En verano, las noches de luna llena, admirando como nuestro satélite se refleja en plata en las aguas de La Caleta , podemos oler su fragancia. La función de este elemento invisible es transformar el lado oscuro del universo de miseria económica y tristeza contagiosa en rayos de alegría y digno júbilo de resignación existencial. Su presencia explica cómo se puede vivir con lo puesto y tener ganas de reír. Cómo el que menos tiene no se preocupa por el mañana. Peor no puede ser que el presente gris. Cómo existe una red social basada en el compartir que hace que todos sepan las necesidades perentorias del vecino y respondan de manera tajante. Cómo existe una energía superior que traspasa muros de piedras ostioneras llevando el optimismo a los rincones más ocultos. Su presencia sólo podrá ser demostrada cuando existan los aceleradores de sueños. No hará falta una gran inversión, bastará unos guiños cómplices en la esquina de El Periquito.