La inmoralidad de los mercados
Michael J. Sandel, uno de los profesores más populares de Harvard, seduce con un discurso a favor de la ética en la vida económica
MADRID.Actualizado:Este profesor de Filosofía Política de la Universidad de Harvard es capaz de llenar aforos inmensos y seducir a distinguidos auditorios. ¿Qué dice Michael J. Sandel para encandilar a un público unas veces docto y otras popular? Habla de ética y de cómo los valores del mercado han contaminado el campo de la moral, de cómo la economía de mercado ha degenerado en una sociedad de mercado donde todo se compra y se vende. Madres de alquiler, personas que participan como conejillos de indias en ensayos de medicamentos, mercenarios, hombres-anuncio. Todos es susceptible de someterse a la ley de la oferta y la demanda porque todo tiene un precio. «Una economía de mercado es una buena herramienta para organizar la actividad productiva, mientras que una sociedad de mercado es aquella donde todo está a la venta», asegura Sandel, recién llegado a Madrid para pronunciar una conferencia organizada por el Aspen Institute España, un 'think tank' de matriz estadounidense afincado desde hace tres años en España.
La medicina, la educación, la sanidad, las leyes, el arte, el deporte, incluso la vida cotidiana y las relaciones personales no se sustraen a la tendencia de la mercantilización. A Sandel le irrita especialmente que hasta los estímulos al aprendizaje se rijan por incentivos económicos. Un colegio de Dallas hizo el experimento de pagar dos dólares por cada libro leído por sus alumnos de ocho años. Por añadidura, el sobresaliente se cotizaba a 50 dólares. Resultado: los niños leían más, sí, pero escogían los títulos que destacaban por su brevedad. «Los economistas asumen a menudo que los mercados son inertes, que no tocan ni contaminan los bienes que se intercambian. Esto puede ser cierto si hablamos de bienes materiales, pero no se puede decir lo mismo de prácticas sociales como la enseñanza».
Michael J. Sandel es un gran orador, se desenvuelve con soltura ante escenarios multitudinarios y es tan persuasivo en sus clases como en la conversación. Con voz pausada y suave va desgranando argumentos a favor de una economía impregnada de principios éticos. «Debemos reclamar las grandes preguntas de la economía y no dejarlas en manos de tecnócratas». La economía ha extendido sus tentáculos de forma omnímoda, y lo ha hecho sin el acompañamiento de la moral.
El filósofo político denuncia que en los últimos 30 años los mercados han llegado a gobernar la vida humana hasta extremos insospechados. «Esto no es algo que hayamos elegido deliberadamente, sino que ha sobrevenido y ha acabado imponiéndose». ¿Hay algo que escape a la hegemonía de los mercados? Sandel cree que el amor y la amistad aún no son bienes volátiles. Por fortuna, son valores que se conservan bien pese a su uso intensivo. «En una época de creciente desigualdad, la mercantilización implica que la gente adinerada y la de recursos modestos vivan cada vez más separadas».