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Otra Constitución sin consenso en Egipto

La nueva Carta Magna blinda el poder del Ejército, rebaja el contenido religioso y contempla más derechos civiles

EL CAIRO. Actualizado: Guardar
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Menos contenido islámico, más poder para los militares y más derechos civiles, al menos en teoría. Egipto cuenta ya con un nuevo proyecto de Constitución que deberá ser sometido a referéndum el próximo mes pero que, según advierten los expertos, difícilmente servirá para reconciliar a un país más dividido que nunca. Concebida en un momento de profunda crisis social y redactada por una comisión de 50 representantes de la sociedad egipcia en la que los islamistas han tenido una muestra casi simbólica, «el referéndum se convertirá en un termómetro de cómo ve la mayoría de la sociedad la actual situación política, si como un golpe de Estado o como una manifestación de la voluntad de la gente», advierte Hassan Nafaa, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de El Cairo. Con gran parte de los egipcios votando según su afiliación política, señala el analista, la conocida como «mayoría silenciosa» volverá a tener un papel decisivo.

La nueva Carta Magna veta los partidos de corte religioso, aunque muchos expertos coinciden en que, dada la vaguedad de la definición de qué es un partido de base religiosa, estas formaciones seguirán existiendo. Es más que probable, por ejemplo, que el partido salafista Al Nur, que apoyó el golpe de Estado y que han sido los únicos representantes islamistas en la comisión constituyente, siga existiendo eliminando de sus estatutos las referencias a la consecución de un Estado islámico.

Cambio de última hora

El Partido Libertad y Justicia de los Hermanos Musulmanes lo va a tener más complicado, opina el politólogo Mustafa Kemal al-Sayed, ya que la carta magna prohíbe que las ONG hagan donaciones o financien partidos políticos, una disposición «hecha a medida para la cofradía, que volverá a reorganizarse en ONG», aventura el analista. La hermandad rechazó ayer oficialmente el texto, que consideran sin legitimidad. Con gran parte de sus dirigentes en prisión, no está claro aún qué papel desempeñará la Cofradía en la hoja de ruta diseñada por los militares, ni si participarán y de qué forma en las próximas elecciones legislativas y presidenciales.

El Ejército, que ya consiguió afianzar sus intereses en la constitución redactada por los islamistas, blinda aún más su posición en la nueva Carta Magna, un texto que refleja el nuevo 'statu quo' del país, donde pocos dudan de que son los generales los que realmente llevan las riendas de este proceso transicional. Según el documento, el presidente deberá consultar con el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas antes de nombrar o destituir al ministro de Defensa, «lo que crea una nueva figura de poder, algo muy peligroso», advierte Hassan Nafaa. De los puntos más polémicos ha sido la inclusión en la Constitución de la posibilidad de que los civiles sean juzgados en juicios militares en ciertos supuestos, algo que ya contemplaba el documento anterior y que ha decepcionado a los jóvenes revolucionarios, muchos de los cuales ya han iniciado una campaña en contra de la Carta Magna.

En general, los analistas coinciden en que el nuevo texto protege mejor derechos y libertades como la igualdad de género o derechos de la infancia, además de comprometerse a cumplir los tratados internacionales sobre derechos humanos. Sin embargo, algunos artículos especifican que el derecho en cuestión estará regulado por la ley, lo que deja la puerta abierta a que leyes restrictivas como la recientemente aprobada para regular las manifestaciones acaben coartando estas libertades.

El Consejo de la Shura, órgano que equivaldría a un senado, desaparece según la nueva Constitución. Y según un cambio de última hora, el presidente interino, Adli Mansur, podrá alterar el orden de la hoja de ruta de los militares, que prevé celebrar primero elecciones parlamentarias y luego presidenciales.