«La idea capitalista de que felicidad y éxito van de la mano es un error»
Protagoniza, junto a Penélope Cruz, Javier Bardem, Cameron Diaz y Brad Pitt, la última película de Ridley Scott, 'El consejero' Michael Fassbender Actor
Actualizado:Michael Fassbender es el chico de moda en Hollywood. Coincidiendo con el cincuenta aniversario de la muerte de John Fitzgerald Kennedy, aparece un vídeo que asegura que el asesino fue Magneto, su personaje en la última película de de 'X-Men'. Y su nombre también ha sonado como candidato al Oscar por 'Doce años de esclavitud', su tercera colaboración con Steve McQueen.
Pero, antes, llega al cine 'El consejero', el último trabajo de Ridley Scott. Lo hace escoltado por Penélope Cruz, Javier Bardem, Brad Pitt y Cameron Diaz.
-En 'El consejero' se juega con las decisiones erróneas que uno toma en la vida. ¿Alguna vez ha tomado un camino equivocado?
-Creo en las decisiones personales y en lo que aprendes de ellas, ya sean buenas o malas. No creo en los errores. Cuando hice 'Hunger', me ofrecieron otra película que estuve considerando porque me pagaban muchísimo más dinero. Dije que no porque quería hacer 'Hunger' y fue un éxito.
-Su personaje, además, pierde la cabeza por amor.
-Está enamorado y quiere darle a su novia lo mejor y, para conseguirlo, toma una decisión equivocada. La película pone de relieve esa idea del capitalismo de que felicidad y éxito van de la mano, que es un error. Si tengo cosas buenas voy a ser más feliz, la gente me respetará más y seré más atractivo. Mi personaje gana dinero y tiene un buen trabajo pero me recuerda a esa historia del abogado en Nueva York muy exitoso, bien pagado, que terminó en la cárcel por fraude. Este tipo de gente está rodeada de personas con increíbles cantidades de dinero y se sienten pobres o insignificantes a su lado. Acaban seducidos por ese estilo de vida. Viven por encima de sus posibilidades y llega un momento en sus vidas en el que tienen que comprometerse con algo y pueden elegir el lado equivocado.
-¿En el fondo es un romántico?
-Sí, porque su amor por Laura -personaje de Penélope Cruz- es real.
-Parte del filme se rodó en Londres, en su ciudad, a las órdenes de uno de sus realizadores más importantes de las últimas décadas.
-Trabajar con Ridley en Londres ha sido maravilloso. Es un gran director. Tiene una forma única de relacionarse con sus actores y con su equipo. Como director se mueve rápido, sabe lo que necesita en cada escena y funciona con muchas cámaras al mismo tiempo. Hay algo en la generación de Ridley que les hace diferentes, lo mismo pasa con Malick. Son directores con los que tengo que mantenerme en alerta porque su creatividad me supera.
-Trabajó con Penélope Cruz y Javier Bardem. Y tuvo que besarla en una escena. ¿Cómo fue esa relación a tres?
-Javier estaba en la habitación de al lado mientras contenía la respiración (bromea). En serio, son dos profesionales en lo más alto de su carrera, además de ser grandes personas. Javier bromeó durante los ensayos de esa secuencia. Esas escenas son siempre raras de grabar. Siempre intento que mis compañeras en se sientan cómodas.
-En 'El consejero' viste siempre de Armani. ¿Por alguna razón?
-El diseñador de vestuario que trabaja con Ridley colaboró con Armani para crear la imagen de mi personaje. Yo tenía una enorme cantidad de ropa para elegir, especialmente trajes de chaqueta. Me probé muchísimos hasta conseguir aquellos que mostraran lo vanidoso que es mi personaje. Una de las particularidades de su personalidad es cómo cuida su imagen. Siempre sabe cómo presentarse elegante y atractivo porque vive con la idea de que el respeto se gana con la imagen.
-¿Cómo se siente cuando su nombre suena de nuevo para los Oscars por 'Doce años de esclavitud'?
-Cuando vi esa película me quedé sorprendido por su belleza. Es un filme muy importante y creo que Steve McQueen ha hecho un trabajo de maestro. Yo estoy muy orgulloso de haber formado parte del equipo, ha sido un privilegio. Lo que suceda después del estreno está fuera de mi alcance, es un bonus.
-¿Nunca piensa en los premios?
-Trato de no pensar en ellos, sé que están ahí y punto.