Vallas sin fronteras
Actualizado:Desde que el mundo es mundo, el hombre tiende a parcelarlo con fronteras vanas. Miles de años tiene la muralla china que no evitó finalmente al invasor mongol y cuya construcción mató quizás a más gente que la que llegó a salvar. El muro de Adriano no salvó al imperio romano Roma de su caída en manos de los bárbaros. Actualmente hemos avanzado mucho en la técnica de levantar murallas; la gigantesca que separa a México de EE UU; la surrealista que divide un desierto en dos en el Sáhara y un largo etcétera hasta llegar a la que intenta desesperadamente separar a África de Europa, esto es, Ceuta. Doblamos la altura de las vallas creyendo que el problema se solucionaba. Insistimos y colocamos cuchillas y lo único que sucede es que nos enteramos que el presidente necesita un informe para saber sus efectos. Con esos reflejos no quiero imaginarme en qué manos estamos para solucionar la crisis y el paro. Mientras, los verdaderos problemas, el hambre y la guerra -en los que algo tenemos que ver desde Occidente- siguen sin solucionarse víctima de los recortes o bien del maquillaje llamado ayuda humanitaria. Pero la peor valla que hemos construido es aquella que impide entrar a la Justicia en el rico Occidente que sólo se preocupa a estas alturas del bolsillo de los que tienen tanto dinero que ya dan asco.