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El mayor escándalo de corrupción

Las declaraciones de Perales ante la jueza por el caso Plan Bahía son un insulto a los ciudadanos

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El fraude del Plan Bahía Competitiva va camino de convertirse, si no lo ha hecho ya, en el mayor escándalo de corrupción política de la historia de la provincia de Cádiz. Un responsable de fomento empresarial de Diputación, Antonio Perales, que decidía a su antojo a quién se le daban millonarias subvenciones que acabaron en paraísos fiscales y volando de las arcas públicas. Millones de euros que debían destinarse a acabar con la lacra del paro y que, a esta hora, están en manos de delincuentes.

El pasado martes, Perales declaraba como imputado y reiteraba ante la jueza lo que ya había dicho en los medios de comunicación. «Yo no sé nada», «confié en ellos porque iban a traer mucho dinero a mi pueblo»... y vaguedades por el estilo. Lo cierto es que, al margen de que él esté metido de lleno en la trama de corrupción o que simplemente haya actuado con una negligencia supina, es que el exgerente del Plan Bahía 'enchufó' a su sobrina con un puesto de trabajo y alquiló su propia a casa a los supuestos trabajadores que venían de la mano de Dávila Ouviña. Es decir, que no actuó tan inocentemente como pretende hacer ver. Estos dos detalles, que podrían considerarse menores en una trama en la que han 'volado' más de 24 millones de euros, no lo son tanto.

Bien hace el PP en insistir en que se depuren responsabilidades hasta las últimas consecuencias. Ayer, el secretario general de los populares, Antonio Saldaña, incidía en que este tipo de declaraciones y este intento de escurrir el bulto son «irritantes». Y lo son, sobre todo, para el conjunto de los ciudadanos, que día tras día asisten impotentes -en muchos casos ya, hasta indiferentes- a un desfile continuo de políticos por los distintos juzgados de la provincia. Conviene que la justicia actúe con rapidez para aclarar un caso que se ha convertido ya en un auténtico escándalo.