«Las crónicas sacan la humanidad de las personas y eso mueve al lector»
El periodista mexicano Alejandro Almazán, amenazado de muerte por reportajes sobre los narcos, reivindica la esencia del periodismo
Actualizado:“Las crónicas sacan la humanidad de las personas y eso mueve al lector”. El periodista mexicano Alejandro Almazán ha hecho esta reveladora y olvidada afirmación durante la mesa redonda sobre el futuro de la crónica en español, en la que han intervenido avezados profesionales de España y Latinoamérica, donde este género ha experimentado un mayor desarrollo.
Almazán ha explicado su recorrido profesional, pero también personal para justificar el gran interés que esta escritura le despertó desde pequeño: "A la crónica muchos hemos llegado desde barrios, favelas y esta ha sido la forma de entender el mundo de otra manera”. “Si me dicen que haga una crónica de ricos, igual no sabría por dónde empezar. Pero sí es de sicarios, no tengo problemas. Cuando me preguntan las razones les digo que es lo que entiendo, es lo que he vivido. He conocido personajes terribles, pero así fue. Esto da un poso para escribir”, ha afirmado este periodista amenazado de muerte por sus relatos ’in situ’ y en vivo sobre el narcotráfico de su país.
“La crónica te ofrece visión; a mí me interesa por ejemplo hablar con ellos para saber por qué lo hacen. Quiero saber qué es lo que les mueve, pero no para justificarlo, sino para entenderlos. Esta es la oportunidad de las crónicas, contarlo de otra manera, lejos de cifras ni estadísticas".
Con la misma de reivindicar la esencia del hecho de contar cosas y en esencia del periodismo, Toño Angulo ha relatado su experiencia en Perú, donde su equipo creó una revista solo especializada en crónicas. Se dieron cuenta de que los diarios “sólo miraban al poder y los ciudadanos solo interesaban cuando había un delito o una catástrofe...”. Esa fue una parte del diagnóstico que hicieron, pero también vieron que había un exceso de opinión, “era como asistir a una iglesia a oír una homilía, leer lo que esperas oír", ha sentenciado.
Demasiado jefe
También ha sido crítico con la proliferación de mandos internos, a los que se ha referido como editores y que en realidad no facilitaban la labor periodística. “Estaba el ‘rey midas’ que todo lo estropeada, el que entorpecía la labor… Lo solucionamos creando una nueva figura, la persona que seguía la crónica desde el principio al fin y no era sospechosa de nada”.
El escritor colombiano Héctor Abad ha marcado la diferencia entre escribir novela y crónica: "He escrito relatos, cuentos y crónicas. Y para la novela me vale con sentarme y que lleque la inspiración, pero en la crónica la diferencia está en la calle, el cronista tiene que salir a caminar, tener ojos y orejas”. Una idea romántica de un estilo de periodismo que ahora se reivindica y que, como ha afirmado María Angulo, profesora de Periodismo de la Universidad de Zaragoza, siempre ha vivido más en la marginalidad, donde se ha aprendido a sobrevivir. “El cronista suele ser el altavoz de la víctima, es una persona que se declara honesto con lo que hace", ha afirmado.
Para Jaime Abello, director general de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, "la crónica es una manifestación del cambio profundo que vive el periodismo. La crónica muestra el camino del periodismo de autor, es la ambición narrativa y aporta un nuevo conocimiento a la sociedad".
Por su parte, Fernando Rodríguez Lafuente, exdirector del Instituto Cervantes y coordinador de Futuro en Español, apostó por el género de la crónica como una ocasión para investigar, porque en el periódico, ha dicho, “ya no investiga nadie, entre otras cosas porque no hay plantilla". El también coordinador de ‘Futuro en Español’ ha terminado con una cita de Darío Jaramillo para la reflexión:
“La crónica es la agente del mito popular, de la nueva estética kistch, de lo cursi, lo extravagante, lo envidiado. Sus protagonistas pueden ser el ídolo de multitudes, la cantante famosa, el futbolista estrella, el que haga alharaca. La crónica lo acepta como mito y ayuda a la mitificación. Pero también es el altavoz de la víctima . A la crónica le fascina la víctima. Y el espacio prohibido, gueto o secta o frontera…”.