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Las quinielas ya ponen rostro al nuevo Gobierno alemán
El inminente acuerdo para la 'gran coalición' deja ver el reparto de carteras que tendrían pactado Merkel y el SPD para reeditar su alianza
BERLÍN. Actualizado: GuardarLa introducción del salario mínimo, un peaje en las hasta ahora gratuitas autopistas alemanas o la mejora de determinadas pensiones han sido hasta el último día temas angulares de las negociaciones para la formación de una 'gran coalición' en Alemania que se espera sellen hoy en Berlín la Unión Cristianodemócrata (CDU) y la Unión Socialcristiana (CSU) de Baviera con el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD). Alcanzar el consenso sobre esas cuestiones y un amplio catálogo hasta llenar los más de 100 folios del acuerdo ha sido complicado. No menos difícil resulta repartir de una manera compensada y que satisfaga a las tres partes las carteras del gabinete ministerial para la tercera legislatura consecutiva de la canciller federal, Angela Merkel.
Y no será hasta que esté resuelto el último detalle del documento para la formación de la 'gran coalición' cuando Merkel se siente en la mesa con el líder de la CSU y presidente de Baviera, Horst Seehofer, y el presidente del SPD, Sigmar Gabriel, para decidir qué formación asume qué ministerio y quién se encargará de ocuparlo. Decisión que se verá además influida por leyes no escritas como una cuota femenina mínima del 30%, la misma que el tratado exige para puestos ejecutivos en las grandes empresas germanas, o la representación proporcional de los Estados federados entre los miembros del Gabinete.
Junto a la canciller, el único que repetirá con seguridad en el cargo es su correligionario y ministro federal de Finanzas, Wolfgang Schäuble. Nadie le cuestiona y ni el SPD, que en la primera gran coalición ocupó esa cartera con su fracasado candidato en la pasadas elecciones, Peer Steinbrück, se ha atrevido a reclamar su puesto. Como es tradición, la vicecancillería o vicepresidencia del Gobierno será para el socio menor. No hay duda tampoco de que Sigmar Gabriel asumirá esa responsabilidad, aunque no hay certeza sobre la cartera que le acompañará en el cargo. Se baraja tanto la de Trabajo como la de Economía, aunque esta última reforzada con la responsabilidad sobre la Energía.
Analistas y medios coinciden también en dar por seguro que el hasta ahora líder parlamentario socialdemócrata, Frank-Walter Steinmeier, sucederá al liberal Guido Westerwelle en el Ministerio de Exteriores. Steinmeier ya fue jefe de la diplomacia alemana en la primera legislatura de Merkel y cuenta con sobrada experiencia internacional. Y seguro parece ser también que el bávaro Hans Peter Friedrich repetirá como titular federal de Interior.
Cruce por parejas
La distribución contempla que además de la canciller, la CDU contará con seis carteras en el nuevo Ejecutivo, el SPD otras tantas y la CSU tres. La tradición impone de la misma manera que el reparto de ministerios se cruce por parejas. Es decir, si el SPD recibe el de Exteriores, el de Defensa debe ser para los conservadores y de igual modo deben asignarse otras parejas como las carteras de Interior y Justicia o Economía y Trabajo.
Teniendo en cuenta esa regla no escrita, pero que se ha respetado en la práctica totalidad de las coaliciones de gobierno en Alemania, es de esperar que el actual titular de Defensa y hombre de confianza de Merkel, Thomas de Maizière, conserve su cargo y que si Gabriel opta por la cartera de Economía y Energía probablemente la cristianodemócrata Ursula von der Leyen mantenga la suya de Trabajo. Seguro es también que el SPD ocupará el Ministerio de Justicia una vez adjudicado el de Interior a los conservadores.
Sin embargo es probable que haya que esperar dos semanas más para conocer la composición del nuevo Gobierno germano. Fuentes de las negociaciones señalaron ayer que el reparto de carteras no se anunciará hasta después de hacerse público el resultado de la consulta a los 470.000 afiliados socialdemócratas, que tienen la última palabra a la hora de aprobar el acuerdo negociado por sus líderes con los conservadores. Ante el escepticismo de sus bases, Gabriel y la cúpula del SPD han asegurado siempre que la prioridad en las negociaciones han sido los contenidos y no los cargos.