EL EQUIPO MERECE ALGO MÁS

El aficionado es soberano, vaya por delante. Máxime si en épocas críticas, de carencia absoluta, sacrifica su tiempo y dinero para apoyar a su equipo, en este caso el Cádiz. Su único límite se encuentra en el insulto, en la violencia verbal y/o física. Hasta ahí, posee la libertad absoluta de defender o criticar, de exigir o disfrutar. Incluso de hacerlo todo a la vez, o cambiando en función de por donde sople el viento.

Pero el momento presente es delicado, y demanda comprensión. El equipo, después de algunas dudas, es actualmente (cuerpo técnico incluido) el único que está dando la talla en este nuevo esperpento. Suma tres victorias consecutivas, siete encuentros sin perder, 17 puntos de 21 posibles, siete triunfos en ocho partidos en Carranza, es máximo goleador de los cuatro grupos, a dos puntos del líder... y con estos números se podría rellenar hasta la columna entera.

Las sensaciones resultan también plenamente convicentes. El plantel de Agné es fiable, contundente y seguro, equilibrado. Con errores que corrige con el trabajo diario y que le permiten ir superando obstáculos hasta alcanzar sus metas. En fin, tiene crédito. ¿Pero tan poco como para perderlo por media hora de mal juego? ¿Como para que afloren los silbidos insatisfechos porque se es incapaz de superar al Granada B, uno de los rivales más fuertes del grupo? ¿Tan poca confianza tienen algunos?

Seamos sensatos. La convulsa situación del club, donde se habla de todo menos de fútbol, afecta al hincha, al periodista, y por supuesto al jugador, que no puede permanecer ajeno a lo que le rodea. Y que no cobra. Bastante duro es el camino como para que los amigos le pongan más palos en las ruedas. Ese apoyo es ahora, cuando más lo merece, también cuando más lo necesita.