Koke golpea el balón ante un defensor del Zenit. / Afp
FÚTBOL | LIGA DE CAMPEONES

Una pifia de medio millón de euros

Un extraño error de Courtois evitó el triunfo de un Atlético experimental en la gélida San Petersburgo

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Tenía razón Simeone el pedir que no se subestimasen a esos abnegados soldados que podrían mostrarse en San Petersburgo, la que fuera capital del imperio ruso durante más de doscientos años. Ciertamente, sólo una extraña pifia de Courtois en el autogol de su paisano belga Alderweireld evitó que un experimental Atlético dejase helado a este Zenit del cuestionado Luciano Spalletti al que se le debe exigir mucho más por presupuesto y jugadores. El empate evita ampliar a cinco el pleno de victorias colchoneras en esta ‘Champions’ y recaudar medio millón de euros, pero habla bien de un bloque que no se relaja ni ya clasificado y siempre compite bien. Por encima de todos Raúl García, idolatrado ahora por muchos de los que antes le denostaban en el Calderón. El navarro ha crecido, entre otras cosas, porque siempre tuvo gol y ahora juega arriba, no como mediocentro defensivo, donde los entrenadores le utilizaban erróneamente en su primera etapa en el club.

El Cholo apostó al final por medio equipo suplente y sorprendió al alinear al ‘Cebolla’ a pesar de que se incorporó a la expedición con un día de retraso por su reciente paternidad. Era un equipo reconocible pero con carencias sobre todo en ataque, ya que sustituir a Villa y Diego Costa es imposible sin resentirse. Jugó Raúl García de ariete, lógico tras sus dos golazos de cabeza ante un Getafe minimizado, y Adrián escorado a la banda izquierda. Disfruta de minutos y cumple últimamente con goles el asturiano, al que se afana en recuperar Simeone, pero no en su puesto. El once dejó en entredicho a dos jugadores a los que el técnico rojiblanco exige mucho más:el brasileño Leo Baptistao, de quien se rumorea que podría regresar como cedido al Rayo Vallecano en el mercado de invierno, y el canterano Óliver Torres. Les reclama más sacrificio defensivo, continuidad y contundencia. Ser más prácticos y menos actuar de cara a la galería.

Patas largas

El principal reclamo era observar como titular por vez primera a Guilavogui, ese centrocampista francés de ascendencia guineana, piernas largas y buenos pulmones al que los osados llegan a comparar con Patrick Vieira o Yaya Touré. Hoy por hoy, ese tipo de semejanzas son odiosas. Cumplió el ex del Saint-Étienne, guardó bien la posición, estuvo ordenado y no se complicó, pero le faltó desparpajo para descolgarse en ataque. En general, todo el Atlético estuvo bastante retrasado. Quiso dejar hacer al Zenit para sorprenderle después. Pero tampoco los rusos se lanzaron a una gran ofensiva aunque necesitaban los puntos. Este equipo de Spalletti dispone de excelentes jugadores de medio campo hacia adelante. Sólo con Fayzulin, Shirokov, Kherzakov y, sobre todo Hulk, tendría que meter más miedo a sus rivales.

Apenas hubo ocasiones en un primer tiempo anodino. Un tiro de Hulk rechazado por Courtois, que lo juega todo para condena de Aranzubía, fue la mejor de un equipo ruso con más calidad que carácter. Le faltan tensión, ambición, coraje, fortaleza defensiva y saber correr hacia atrás. Valores que, por el contrario, engrandecen a este Atlético que puede ser más o menos vistoso pero regala poco. Los colchoneros también dispusieron de su ocasión justo antes del descanso. Dejada de Rodríguez y disparo de Koke que le complicó a Lodigyn tras botarle antes.

Se reinició el duelo con un acelerón ruso que soliviantó a Simeone. Y en cuanto el líder les arengó, sus gladiadores le obedecieron y golpearon en una contra letal. Movimiento y pase geniales de Raúl García y definición excelente de Adrián. Se le quedaba el balón un poco retrasado en su internada, pero al final supo meter su cuerpo entre el cuero y el defensor, y batir al portero con sutileza. El Zenit estaba roto, ya que la entrada de Arshavin sólo generó nostalgia, pero el extraño error Courtois le dio vida. Alderweireld desvió de cabeza hacia su propia meta pero el portero se confió, pensó quizá que el balón se iba fuera y fue incapaz de meter el puño pese a sacar más de medio brazo por encima del larguero. El duelo dejó dos acciones brillantes más de Raúl García. Un intento de vaselina que acabó en el travesaño y una ‘picadita’ con el empeine exterior que salvó el guardameta.