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Sociedad

DE ALCANCES, CINE ASIÁTICO Y MAYORES

EDUARDO MOYANO
EL AMBIGÚActualizado:

Cuando voy a los pases de películas asiáticas, inmediatamente me viene a la cabeza el festival 'Alcances' que, allá por 1969, incorporó cine de este continente y otras cinematografías que, como la latinoamericana, eran prácticamente desconocidas en nuestro país. Fernando Quiñones, José Manuel Marchante y algunos más llevaron a las tardes-noches culturales del verano gaditano un buen número de títulos que no llegaban ni por asomo a las salas comerciales y que en Madrid y en otras grandes ciudades como Barcelona, podíamos ver, con suerte, en las filmotecas o en algunos colegios mayores.

'Alcances', como el festival de Cine de Autor de Benalmádena, es el embrión de otros muchos festivales que proliferan todavía por Andalucía. Un festival que continúa cuarenta y cinco años después, siempre reinventándose y siempre aportando cine de calidad como es esta última etapa con lo mejor del documental, a nivel mundial.

De alguna manera 'Alcances' me hizo apreciar el cine que llegaba de Japón, Corea del Sur, China, Hong Kong o India. No las películas de artes marciales o de tono fantástico que tienen muchos seguidores, sino esas historias sencillas, de la vida cotidiana que nos acercan a las costumbres de unas gentes alejadas de nosotros por miles de kilómetros de distancia y que gracias al cine hemos ido comprendiendo mejor.

Dos de las películas que acabo de ver tienen como gran línea argumental los mayores y la familia. Se trata de 'Una familia de Tokio', homenaje del veterano realizador japonés Yoji Yamada al histórico cineasta Yasujiro Ozú en el cincuenta aniversario de su muerte y de 'Una vida sencilla' de la hongkonesa Ann Hui, que describe la relación de una empleada de hogar con una familia a la que ha servido durante sesenta años. Cuando enferma ingresa en una residencia y uno de los hijos, se empeña en ocuparse de ella, para corresponder de alguna manera a los cuidados que recibió cuando era niño. Hay una relación, tierna y conmovedora entre la sirvienta y el productor de cine, un hombre ya de mediana edad, que deja en segundo plano toda su actividad para estar cerca de la enferma.

Esa generosidad no parece que tenga tanta aceptación en la sociedad occidental e incluso en la misma Asia, con sociedades cada vez más occidentalizadas y donde el cuidado de los mayores comienza también a ser una carga. En 'Una familia de Tokio', 'remake' de 'Cuentos de Tokio', es respetuosa con el original de Ozú, aunque sitúa la acción en el Japón de nuestros días. Narra el viaje a Tokio de un matrimonio anciano que quiere conocer cómo viven sus hijos en la gran ciudad dedicados exclusivamente al trabajo y para los que cualquier imprevisto es un contratiempo para ellos.

Los mayores crecen por todo el mundo. Una ecuación lógica si tenemos en cuenta la mayor esperanza de vida, y el cine lo está reflejando cada vez con mayor frecuencia. He comentado estas dos películas asiáticas pero también Hollywood y otras cinematografías nos están dando una buena dosis con filmes que nos hablan de ancianos ingeniosos en Residencias ( 'Cuarteto') gánsters que vuelven a las andadas superados los setenta ('Tipos legales') juerguistas que creen ser cuarenta años más jóvenes ( 'Plan en las Vegas') matrimonios sesentones que confían recuperar su luna de miel en París ('Le week end') o incluso, si me apuran, robots en un futuro cercano ejerciendo de cuidadores de ancianos ('Mi amigo Frank'). La tercera o la cuarta edad toma protagonismo en la pantalla será porque nuestros actores, directores o guionistas también se hacen mayores.