El primer ministro polaco remodela el Gobierno para sobrevivir a la grave crisis política
Con las elecciones europeas a la vista, y aunque falten casi dos años para las legislativas, Tusk lo tiene cada vez más difícil para controlar las riendas del país y de su fuerza política
VARSOVIA.Actualizado:Donald Tusk, el primer ministro de centroderecha polaco, ha tenido que remodelar «profundamente» el Gobierno para afrontar la crisis política y social que lo mantiene contra las cuerdas. El creciente descontento popular provocado por el deterioro de la situación económica, el acoso de la oposición de derecha radical que representa el partido Ley y Justicia (PiS) de Jaroslaw Kaczynski y las divergencias en el seno de la gobernante Plataforma Cívica (PO) y entre la formación liberal y su socio de gabinete, el PSL, constituyen una amenaza para el mandatario.
Con las elecciones europeas a la vista, y aunque falten casi dos años para las legislativas, Tusk lo tiene cada vez más difícil para controlar las riendas del país y de su fuerza política. Por ello, acometió la reestructuración de su Gabinete, que afecta a seis ministerios. El mandatario justificó el cambio al decir que es necesario «fortalecer» la imagen de su Ejecutivo. La mayor modificación se lleva a cabo en la cartera de Hacienda, cuyo titular, el poderoso Jacek Rostowski, será sustituido por Mateusz Szczurek, un economista liberal de 38 años del banco holandés ING.
Los otros ministerios que cambian de titulares son Medio Ambiente, Educación, Administración, Deportes y Digitalización y Ciencia. Los funcionarios cesados son todos de PO y sus sucesores tomarán posesión del cargo este miércoles y el 3 de diciembre. Así las cosas, Tusk, que lleva dos legislaturas en el poder, seguirá al frente el Gobierno, pero en una situación más delicada. Por primera vez desde hace años, el PiS supera claramente a PO en las encuestas, y no es tanto por méritos de Kaczynski como por el agotamiento del Ejecutivo.
El primer ministro ha gozado en los últimos años de una situación política y económica envidiable, pero ha sido incapaz de llevar a cabo las profundas reformas que Polonia necesita. Han quedado en el baúl de los recuerdos las promesas en la sanidad y la educación públicas. Tampoco ha iniciado la modernización del Estado, ni ha puesto límite a la burocracia. En el terreno económico, Tusk no ha logrado impulsar un modelo productivo basado en industrias competitivas y grandes empresas multinacionales. Igualmente ha fracasado en la implantación de un sector de servicios y un ambicioso plan de investigación, desarrollo e innovación.