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#Loscaraduras

ANTONIO ROMERO-HAUPOLD
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Las cosas que han pasado a lo largo de esta semana me han convencido que para triunfar en España ya no hay que tener ni la lengua de Castelar ni la guapura de Kennedy, ni la honestidad de Gandhi. En la España del siglo XXI para triunfar en política solo se necesita una cosa: caradura. En política un guapo, un listo, un valiente o un hombre honrado no tienen nada que hacer contra un caradura.

Los últimos días han dejado tantos y tan abrumadores ejemplos de lo que digo que no sabría ni por donde empezar. Tenemos a Picardo, con su cara mas dura que los bloques que tira, intentando hacer suya la Bahía de Algeciras y echándonos valor con la Royal Navy. A Bárcenas sin dinero para la luz pero comprándole un coche de lujo a su mujer. A la Pantoja y a Cachuli, estos dos 'callaos como pescaos', encantados tras la sentencia. Al portavoz de IU en Sevilla, el de las fotos de las mariscadas, el de la izquierda del langostino, imputado hasta las orejas pero empeñado en decir que se va por salud. A Mera dispuesto a hacer cualquier cosa que le pida el sindicato, incluso trabajar. A los 'asavacas' de UGT, que no sólo se quedaban con el 15% de los cursos sino que entre mariscadas y karaoke aún tenían tiempo para abrir a lo Berlusconi sucursales 'bunga bunga' en el Caribe. Y a los cortapuentes de Navantia, pidiendo trabajar a base de demostrar que son malos trabajadores.

Pobre España, una semana gloriosa. Muchos ejemplos distintos pero todos con dos cosas en común. Por un lado, al final, el caradura, si aguanta, triunfa. Por lo que, al final, Picardo tendrá su urbanización, Bárcenas no devolverá la pasta, el de IU y Mera volverán a lo suyo, Cachuli se librará de su condena, a UGT le seguirán dando subvenciones, y los cortapuentes de Navantia algo sacarán con sus desmanes. Y por el otro, que al final, todo esto siempre lo termina pagando el mismo. Porque si los caraduras tienen la virtud es la de su habilidad para pagar con la cartera de otro. Normalmente la tuya.