El enfermo francés
Bruselas, la OCDE y las agencias de calificación ponen en el punto de mira la salud de la economía gala
PARÍS.Actualizado:Francia está en el punto de mira de las preocupaciones por la salud del euro. La segunda economía de la moneda única ha desplazado al centro de la Eurozona las atenciones liberadas por el restablecimiento de los países periféricos. Calificado hace un año por la revista The Economist como una «bomba de relojería en el corazón de Europa», el enfermo francés permanece sometido a la vigilancia intensiva de los medios anglosajones por temor a que provoque «una Bastilla económica». Las agencias de calificación, la OCDE y Bruselas coinciden en reclamar reformas estructurales a París ante el riesgo de recaída en una recesión que arruine los tenues indicios de recuperación de la zona euro.
Cuando España, Italia, Portugal e Irlanda cumplen sus deberes reformistas, Francia constituye el principal freno a la recuperación en Europa por su retraso en acometer las reformas de fondo exigidas para incrementar su productividad y competitividad. La rémora a un restablecimiento europeo impulsado por la demanda externa obedece también al menor peso de las exportaciones en la riqueza nacional. Mientras este índice es del 51% en Alemania, sólo alcanza el 27% en Francia, superada incluso por el 34% de España, inesperado competidor en el mercado exterior.
El último informe monográfico de la OCDE, publicado este mes, es especialmente severo con Francia por el mediocre rendimiento de su economía. El PIB ha crecido de promedio una media de medio punto menos que en el conjunto de los países más ricos, un comportamiento que se atribuye al «retroceso pronunciado del número medio de horas trabajadas». Es una forma diplomática de poner en el disparadero la semana laboral de 35 horas, experiencia aislada que la derecha de Nicolas Sarkozy no se atrevió a abolir y nadie ha emulado fuera.
«La degradación de la competitividad aparece ante todo como el síntoma de las flaquezas económicas subyacentes», diagnostica la OCDE al constatar «una productividad elevada pero insuficientemente dinámica para sostener el crecimiento». Los analistas del club de los ricos denuncian «un marco fiscal y reglamentario que embrida el dinamismo de las empresas y el desarrollo de una verdadera cultura empresarial, frenando así también la productividad», y todo en contraste con «una progresión de los salarios más rápida».
La Comisión Europea considera al Gobierno del socialista François Hollande incapaz de respetar su objetivo de pasar bajo la barrera del 3% de déficit público en 2015 si no lleva a cabo nuevas reformas estructurales. Bruselas pronostica para 2014 y 2015 un aumento del PIB francés del 0,9% y del 1,7% respectivamente, cifras exactamente iguales a las previsiones de París tras un tímido repunte del 0,2% este año. La principal divergencia afecta al paro, que Bruselas sitúa en el 11% este ejercicio, el 11,2% en 2014 y el 11,3% en 2015, mientras Hollande promete para finales de año el inicio de una cada vez más improbable inversión duradera de la curva del desempleo.
Desde Bruselas se sigue a la espera de que la izquierda gobernante emprenda las reformas serias a las que se comprometió en contrapartida al plazo adicional de dos años, de 2013 a 2015, concedido en mayo para cumplir el objetivo del 3%. Con el agravante de percibir que París no dispone de margen de maniobra si sus cuentas se desvían debido al nivel récord alcanzado por la presión fiscal, lo que condenaría a drásticos tijeretazos en el gasto, algo tabú en el paraíso de los funcionarios, los corporativismos y las huelgas en el sector público.
Irritación e inseguridad
La fuerte crispación social, la irritación por las subidas generalizadas de impuestos y la inseguridad fiscal por los constantes cambios legales inquietan a los inversores extranjeros. «Pensamos que el nivel de paro aminora el apoyo popular en favor de nuevas medidas de envergadura en materia de política presupuestaria y de reformas estructurales», apuntan desde Standard & Poor's para justificar su devaluación en un escalón de la deuda francesa, desde AA+ hasta AA.
Es cierto que los bonos del Estado francés están a tipos de interés en mínimos históricos e inferiores a los emitidos por el Tesoro sueco, canadiense o estadounidense. Pero la agencia de 'rating' se preocupa especialmente por la incapacidad de los poderes públicos de recortar el gasto que, a su juicio, seguirá por encima del 56% del PIB en 2015.
Voz discrepante en su blog 'La conciencia de un liberal', el estadounidense Paul Krugman, premio Nobel de Economía, atribuye la degradación crediticia a consideraciones puramente ideológicas, sin olvidarse de una presumida voluntad deliberada y compartida con la Comisión Europea de poner en tela de juicio el modelo social galo. «Francia ha cometido el pecado imperdonable de ser presupuestariamente responsable sin infligir dolor a los pobres y a los desafortunados. Y ese pecado debe ser castigado», ha escrito en un artículo titulado 'El complot contra Francia' su improvisado abogado defensor.