COMPROMISO CON UN ESCUDO

Asqueado, fastidiado y cansado. De esta manera nos sentimos muchos después de una semana de subastas, acciones, administradores y deudas en el Cádiz CF. Cinco días, tras la victoria en Sanlúcar de Barrameda, donde, por desgracia, sólo se ha hablado de la situación institucional y del lío que hay en torno al futuro del club. Seguramente nosotros, los periodistas, también damos pie a un maldito circo que tiene mucho menos arte que el de los payasos y leones que va de ciudad en ciudad.

Y digo bien, maldito, porque parece que le sigue mirando un tuerto. Porque el Cádiz ya debería estar en Segunda División como mínimo y porque cualquier atisbo de mejora y esperanza es frenado en seco por el asqueroso dinero. Algo que pone en jaque esa cualidad del ser humano, y del futbolista, llamada compromiso. Comprometerte con una afición, un escudo y unos sentimientos por delante de un sueldo de miles de euros con el que podrías pagar la nómina mensual de nueve albañiles de Cádiz. Que nadie dude que el jugador de este equipo sigue siendo un privilegiado, que cobra por encima de muchos jugadores de superior categoría y que juega en un equipo con cien años de historia. Seguramente, algunos futbolistas amarillos hayan venido a esta tierra más por los billetes ofrecidos por Gaucci que por otra cosa. A esos jugadores (en su derecho a reclamar que se les pague y a irse si no lo hacen) decirles que la vida no es sólo un cheque lleno de ceros. Que esto no es una empresa cualquiera, aquí hay miles de personas detrás, viviendo y padeciendo las miserias de este Cádiz. Por todo ello y más, en breve veremos el compromiso de muchos con el escudo de Hércules. Ayer Agné daba un paso al frente: «Yo no me bajo del barco aunque no cobre, quiero ascender con el Cádiz». Otros, como Antonio Muñoz, ya han demostrado que su compromiso con este club terminó hace mucho y que ahora les importa un pimiento lo que se pase con su 'empresa' amarilla.