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Uno de los gigantes del aire, el Boeing 747 Dreamlifter. :: BOEING
Sociedad

¿Dónde está mi aeropuerto?

Un piloto aterriza un Boing 747, uno de los aviones de carga más grandes del mundo, en un aeródromo a trece kilómetros del destino

DANIEL ROLDÁN
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Los pilotos ya veían, por fin, su destino. Habían salido del aeropuerto internacional John Fitzgerald Kennedy de Nueva York y su destino era la base aérea militar McConnell, en Wichita (Kansas). En medio de Estados Unidos. Como siempre, hablaron con la torre de control de su destino, vieron las luces de la pista y se lanzaron para ejecutar la maniobra de aterrizaje. Todo transcurrió con normalidad. La tripulación recogió los trastos y empezó a apagar los aparatos. Hasta que empezaron a sospechar algo raro. «Este sitio no me suena», debieron pensar los dos.

Sus sospechas se confirmaron cuando desde la torre les preguntaron dónde estaban. Los pilotos, flipaban. Al igual que los servicios mínimos del aeropuerto Coronel James Jabara, que se quedaron boquiabiertos al ver en sus dominios un Boeing 747 Dreamlifter, uno de los aviones de carga más grandes del mundo. Es tan enorme que solo hay cuatro en el mundo y se dedican a llevar partes de otro aeroplano, el 787, que se ha convertido en el avión insignia de la compañía estadounidense. Tiene una altura de 21,5 metros, una longitud de 71,6 metros y una envergadura de alas de 64 metros. Gigantesco.

Ahora, todo el mundo quiere saber cómo es posible que la tripulación se haya equivocado en 13 kilómetros, que es la distancia entre los dos aeródromos. Los pilotos, de la compañía Atlas Air, aseguran que siguieron las instrucciones de la torre; los controladores dicen todo lo contrario, que pasaron de sus comentarios y de los aparatos electrónicos y que cuando vieron pista, se lanzaron. La compañía de los pilotos, por su parte, investiga y no quiere decir nada, aunque ya ha mandado a otra tripulación a Wichita para hacerse cargo del aparato. Por su parte, Boeing indicó que el aparato iba a aterrizar en un aeródromo militar porque es el más cercano a la planta de Spirit AeroSystems, una de las empresas que fabrica el 787.

Mientras se solventan las responsabilidades, los equipos trabajan para sacar el avión de la pista de Jabara, que solo tiene 1.800 metros de longitud. Los técnicos consideraron que era posible el despegue, a pesar de que un avión de este tamaño necesita una pista de 3.000 metros, ya que la carga no era excesivamente pesada y el avión había quemado gran parte de su combustible en el viaje desde Nueva York. «Los ingenieros han hecho cálculos toda la noche y han dado el visto bueno a esta opción», apuntó Valerie Wise, portavoz de la autoridad aeropuertaria. Un remolcador le dio la vuelta al aparato y las autoridades habían cortado todas las carreteras de los alrededores para que no hubiera ningún problema para realizar el vuelo de 13 kilómetros. Desde luego el trayecto más corto y más complicado para la nueva tripulación de este monstruo de los aires.