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Alistair Carmichael
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Reino Unido teme el poder de los indecisos

El ministro británico para Escocia rebaja el entusiasmo de los partidarios del 'no' y cree que la separación puede salir adelante

ÍÑIGO GURRUCHAGA CORRESPONSAL
LONDRES.Actualizado:

El ministro británico para Escocia, Alistar Carmichael, considera que la moneda, las pensiones y el coste de la independencia son «los tres principales asuntos» de la campaña hacia el referéndum, que se celebrará el 18 de setiembre de 2014, y afirma que la identificación de un 20% de indecisos en los sondeos indica que «nada está garantizado y podemos perderlo» los partidarios de la permanencia de la región como parte de Reino Unido.

Carmichael cree que las opciones sobre la moneda que usaría una Escocia independiente plantean problemas. La primera es que se cree una moneda propia, algo que defiende una minoría. Tampoco hay muchos partidarios de adoptar el euro. Y la tercera y preferida por los independentistas -el mantenimiento de la libra esterlina- presenta desventajas al no tener el recurso de un banco central.

Según el ministro, la evolución demográfica prevista para las próximas décadas no ofrece un panorama de confianza. La proporción entre menores de 14 años y jubilados con respecto a los empleados será en Escocia de 0,019 en 2060, que se traduce en que por cada pensionista habrá 1,9 empleados, mientras que en el resto de Reino Unido habrá 2,2 empleados contribuyendo a las pensiones de cada jubilado.

El tercer asunto principal de la campaña será el coste de establecer la independencia y de la gobernación del nuevo Estado. Carmichael cita un análisis publicado esta misma semana por el Instituto de Estudios Fiscales, que, en el pronóstico más optimista, calcula para los próximos cincuenta años que Escocia tendría un déficit fiscal equivalente al 1,9% de su renta, por encima del 0,8% para el conjunto de Reino Unido.

El ministro convocó ayer a corresponsales de la prensa extranjera en Londres para apuntalar la posición de los partidarios del no en el referéndum porque, el próximo martes, el ministro principal del Ejecutivo autonómico, Alex Salmond, presentará un Libro Blanco que ofrecerá su panorama del país independiente. Ante su audiencia, en la que 12 de los 38 periodistas representaban a medios españoles, señaló que el martes «será un día potencialmente importante».

Carmichael dirige la Oficina de Escocia, con 50 funcionarios entre Edimburgo y Londres. Coordina con el Ejecutivo autonómico la organización de la consulta y el traspaso de transferencias aprobadas en 2012, y representa los intereses escoceses en la administración central. Es responsable también de una red de entes públicos con unos 150.000 empleados. El Ejecutivo de Salmond heredó 150.000 del ministerio escocés en el gabinete de Londres tras la autonomía y otros tantos en los entes de los que es responsable.

Como miembro del Gobierno, dijo ayer que no puede tener 'un papel formal' en la campaña, pero relevó hace seis semanas al anterior ministro, Michael Moore, por el deseo del Gobierno de coalición en Londres de tener una voz más efectiva en el debate escocés. Carmichael convocó a la prensa extranjera el mismo día en el que el líder de la campaña 'Mejor Juntos', Alistair Darling, publicaba un artículo en el Financial Times con la misma línea argumental.

La coalición por el no y el ministro coordinan sus acciones ante el inminente Libro Blanco y Carmichael crítica a Salmond con brío. Ayer, le acusó de negar la evidencia de que la Escocia independiente tendría que pedir el ingreso en la UE y aceptar las condiciones que le pongan otros miembros o de alimentar «con profunda deshonestidad» la ilusión de que, tras independizarse, podría elegir, en la moneda o la defensa, en qué áreas podrá unirse a Londres.

Los sondeos analizados por el ministro señalan que hay un 50% de partidarios de la permanencia, un 30% en favor de la independencia y un 20% de indecisos. Carmichael ofreció un retrato de estos últimos: «Son hombres de clase trabajadora, laboristas, les disgustan los conservadores, se sienten doloridos por la pérdida de sus industrias desde los setenta, decepcionados por los laboristas y votaron al SNP (Partido Nacional Escocés) en las últimas elecciones». «Si lo hicieron una vez, pueden hacerlo de nuevo», concluyó.

Se presentó como un político que puede dirigirse a ese sector porque su familia trabajó en las industrias de la ribera del río Clyde, que atraviesa Glasgow. Ofreció un ejemplo reciente para ganarse el favor de esos indecisos. BAE Systems, la gran empresa de defensa, anunció la pérdida de 1.775 empleos.