Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
'El señorito'. Joaquín Villalón Díez, en el juicio por el asesinato de los transexuales en 1995. :: SANTOS CIRILO / EL PAÍS Cuadro clínico. Informe psíquico incluido en el fallo de la condena a 65 años por el doble asesinato. :: R. C.
ESPAÑA

'El señorito' prepara la maleta

Joaquín Villalón Díez, asesino de transexuales en 1992, sale de prisión esta semana por la vía Parot con un cuadro psíquico de alto riesgo

Actualizado:

«Podrán salir etarras, asesinos en serie y violadores, pero de todos el perfil psicológico de Joaquín Villalón Díez es el que más pavor y escalofríos me produce». Las palabras son de un alto cargo de la judicatura conocedor de los informes mentales del reo, que esta semana saldrá del centro penitenciario de Segovia a consecuencia de la anulación de la doctrina Parot y con la que tenía previsto salir en libertad en 2023.

Sin la atención mediática del 'violador del portal' o el del 'ascensor' o del mismo asesino de Villarrobledo, beneficiados también por la sentencia del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, Joaquín Villalón Díez se prepara para salir a la calle libre de ataduras tras 21 años entre rejas, donde ha convivido con un cuadro mental de alto riesgo según los tres peritos psiquiátricos que le vieron en su juicio.

Entonces concluyeron que el conocido como 'el asesino señorito', por la impecable percha con la que esparció su terror sanguinario entre el colecivo transexual de Madrid en otoño de 1992, sufría «un transtorno psicopático de la personalidad con posibles rasgos esquizoides y paranoides, que retratan su frialdad, desadaptación, parosismo, insinceridad, falta de afectividad, egoismo, megalomanía...».

A lo que se suma un trastorno de sexualidad que se concreta en el denominado «transvestismo fetichista», reseñaban entonces los especialistas. Es decir, esa fijación racional de los transexuales para conseguir por cualquier medio su fin, que no era otro que matarles para luego robar sus pertenencias. En suma, «estamos ante un psicópata de libro con un afán desmedido por el dinero», concluía la sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid de febrero de 1995, que no consideró este cuadro como total eximente porque Villalón Díez «conservaba pese a todo el juicio y la capacidad crítica pese a tener alguna merma cognitiva». No obstante, el fallo aconsejaba darle un tratamiento en prisión «a fin de evitar acciones similares».

Fue ese afán del 'señorito' por los transexuales y el dinero el que sembró el miedo en Madrid entre septiembre y octubre de 1992. Salía España de la celebración de dos grandes eventos mundiales, los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Expo de Sevilla, cuando los telediarios llevaron a las casas de toda España la figura de un hombre trajeado, cara amable y peinado con raya a un lado. Un tipo de complexión media, nacido en Mérida en 1995, casado y residente en el barrio de Arganzuela de Madrid. Al que bautizaron como 'el asesino señorito'.

Historial sangriento

Pero antes de llegar al asesinato y homicidio de los transexuales 'Carmen' y 'Joana', el próximo beneficiado por la anulación de la doctrina Parot comenzó su periplo criminal en 1981, en un escalofriante suceso que retrata a la perfección su mente perturbada. Con solo 25 años, Villalón asesinó, descuartizó y abandonó en un monte a su amante, Paquita García, a la que había ocultado que estaba casado y que tenía dos hijos, y a la que había prometido matrimonio después de que ésta se quedara embarazada.

Los restos de Paquita fueron encontrados por unos niños que jugaban en el monte repartidos en cinco bolsas. La investigación determinó, como recoge la edición de ABC del 4 de agosto de 1981, que Joaquín había matado por estrangulamiento a su amante en el transcurso de una discusión y que posteriormente había trasladado su cadáver hasta un taller donde la descuartizó con una sierra mecánica.

En la noche del 27 de septiembre de 1992, en un permiso carcelario tras cumplir diez de los 17 años de su condena, Villalón se disfrazó de 'asesino señorito' para visitar la casa de José Indalecio C. R., conocida como 'Carmen', rociarle con un espray, dejarle inconsciente, atarle una cadena al tórax y prenderle fuego. Murió cuatro meses después por las graves quemaduras causadas. El 9 de octubre visitó a José Manuel M. S., 'Joana', en su casa y de buenas a primeras le dio una paliza, llenó su bañera y le ahogó. Después robó las pertenencias de su víctima por más de 1,6 millones de pesetas. El 28 de octubre la Policía le detuvo en su casa y encontró el botín.