Doris Lessing, fotografiada en su casa tras ganar el Premio Nobel, en 2007. :: S. CURRY / AFP
Sociedad

Los mil cambios de una mujer

Ganadora del Premio Nobel en el 2007, la libertad fue su gran inspiración, tanto en la vida como en la literatura Muere a los 94 años Doris Lessing, que pasó del realismo a la ciencia ficción

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Doris Lessing se tomó la libertad en serio. Primero, la suya personal, que le llevó a dejar a dos de sus tres hijos con su padre en Zimbabue, porque quería empezar una nueva vida en Londres. Y luego la de las mujeres, muchas de las cuales quisieron verse reflejadas en la emancipación sexual de la protagonista de 'El cuaderno dorado', la novela de 1962 que le adjudicó -a su pesar- el título de autora feminista.

La libertad creativa fue asimismo la base de su literatura. Tanto que probó suerte en casi todos los estilos. Transitó del realismo psicológico al social y de ahí a la ciencia ficción y a la autobiografía, con un desparpajo que dejó en un profundo estado de confusión a más de un crítico. En cuanto a sus coordenadas ideológicas y espirituales, fue variando del marxismo de manual hasta el misticismo sufí. La gran escritora, nacida en una localidad del actual Irán, murió ayer a los 94 años en su casa de West Hampstead, en el norte de Londres, donde vivía cerca del hijo que tuvo en su segundo matrimonio.

Insumisa, experimental, defensora de la literatura como un medio de adelantarse a lo que sucederá. Así era esta mujer cuyo padre perdió una pierna en la Primera Guerra Mundial y conoció a su madre, enfermera, mientras se recuperaba en un hospital de la amputación. Ya casados, se fueron a Kermanshah, con un puesto para él en el Imperial Bank of Persia, donde nació la futura escritora.

Después marcharon a Rodesia, hoy Zimbabue, antigua colonia británica, atraídos por las historias de enriquecimiento fácil y rápido que se contaban en la metrópoli. Compraron tierras para cultivar y la madre se empeñó en llevar una vida como de élite colonial. Fracasaron, en medio de unas peleas entre la madre y la hija que les hicieron irreconciliables.

Sin esta lucha no se puede entender el sentido de la libertad de Lessing. Abandonó la escuela a los catorce años, poco después empezó a trabajar como ayudante de enfermera y luego como operadora en una centralita telefónica. Con menos de veinte años, se casó y tuvo dos hijos. Para entonces ya leía libros de política y sociología. En un club de lectura de tendencia comunista conoció a su segundo marido, Gottfried Lessing, que llegó a ser embajador en Uganda de la Alemania del Este y murió en una sublevación contra Idi Amin.

Después de divorciarse, la autora se marchó a Londres con su tercer hijo, Peter, y un año después de llegar, en 1950, publicó su primera novela, 'Canta la hierba'. La crueldad del racismo empapa cada una de las páginas de la narración, que obtuvo un notable éxito y abrió el camino para tres novelas más de alto voltaje social.

'El cuaderno dorado'

Pero sin duda la más polémica e influyente de su carrera fue 'El cuaderno dorado'. La protagonista, Anna Wulf, es una mujer soltera, escritora, con un hijo. Ella y su amiga Molly se refieren a sí mismas, con ironía, como «mujeres libres». A pesar de ese toque irónico, las descripciones de su carácter y de sus andanzas les convertirse en heroínas del feminismo de principios de los sesenta: independientes, trabajadoras, sin cadenas respecto a los hombres.

A Lessing no le gustó un recibimiento tan entusiasta del feminismo. Le provocaba náuseas convertirse en portavoz de un movimiento. Si bien 'El cuaderno dorado' captó los deseos de muchas mujeres, en el contexto de los sesenta, su complejidad formal hacía de la novela una extraña candidata a ser considerada como un llamamiento a la causa feminista, lo que habría necesitado en teoría una clave más realista.

Lo extraño fue que la obra se tomara con una versión literaria del feminismo. Lessing se resistió a ello y en ediciones posteriores incluyó un prefacio en el que sostenía que, comparados con los «cataclismos» del presente, los fines del movimiento feminista le parecían acertados, si bien menores y anacrónicos.

Sus ganas experimentales, combinadas con un misticismo procedente de la rama más espiritual del islam, el sufismo, le llevaron a lo que ella llamó «ficción espacial». Obras como 'Memorias de un superviviente' se encuentran en esta rama de su producción, vista con escepticismo por la mayoría de los críticos. El prestigioso Harold Bloom, que ensalzaba su primera época, se refería a ella como «ciencia ficción de cuarta categoría». Y el siempre polémico Gore Vidal equiparaba estas novelas con los libros del fundador de la Cienciología, L. Ron Hubbard.

Como era de esperar, Lessing no se amilanó, y les contestó que no se daban cuenta de que en ese género visionario se estaba produciendo la mejor literatura de la segunda mitad del siglo XX. El genio y la tenacidad de la autora, que deja más de cincuenta libros con los que ganó el Nobel en el 2007, algo insólito para una persona que no había terminado el bachillerato, fue lo único constante en su vida.