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Maduro muestra en un acto una foto de Chávez junto a sus hijas tomada el pasado febrero. :: EFE
MUNDO

La Casona divide a los Chávez y Maduro

La esposa del presidente venezolano pone como límite el 15 de diciembre para que la familia del difunto líder abandone la residencia oficial

MILAGROS LÓPEZ DE GUEREÑO CORRESPONSAL
LA HABANA.Actualizado:

El Palacio de Miraflores y La Casona son las dos residencias oficiales para uso y disfrute del presidente y su familia. Mientras Hugo Chávez estuvo vivo, usaba el primer edificio para actos oficiales y la segunda para alojar a casi toda su prole. Tras su muerte, Nicolás Maduro y los suyos quedaron alojados en Miraflores, la «infanta» criolla, María Gabriela, y otros familiares del fallecido líder chavista en La Casona, y el vicepresidente Jorge Arreaga y su esposa, Rosa Virginia, -si es que no se han divorciado como apuntan algunas malas lenguas- tienen a su disposición La Viñeta, la residencia que el Estado paga para el vicepresidente, aunque hay quien dice que usan también La Casona.

El asunto es que la paciencia de Cilia Flores, compañera de vida de Maduro, y también su esposa legal desde hace unas semanas, parece haber tocado fondo. Quiere que los herederos del mentor de su marido abandonen esa residencia antes del 15 de diciembre. Ante versiones de vecinos de que en La Casona se celebran ruidosas fiestas y se habrían sacado objetos que serían propiedad del Estado, la oposición carga las tintas contra la «infanta bolivariana», la segunda hija y exprimera dama, responsabilizándola de querer aferrarse a los privilegios pasados.

Legalmente la salida de la residencia debía haberse realizado después del 5 de marzo, cuando murió Chávez. Pero el desalojo se pospuso en consideración al fatal desenlace de la enfermedad del mandatario. Aunque no será por falta de fondos, pues según la ONG Criminal Justice International Associates de Virginia del Norte, la familia habría amasado una fortuna de 1.480 millones de euros en los 14 años de gobierno chavista.

Numerosas propiedades

Los mayores no exhiben sus caprichos pero los jóvenes no tienen reparo en mostrar en Twitter sus gustos por coches deportivos, la hija de Adán se pasea en Barinas, el Estado natal, con su exclusivo BMW R-4. Esa región de los llanos venezolanos de 800.000 habitantes es el feudo de 45.000 hectáreas de la «familia real» o los 'Hummer', como los llaman algunos por su afición de esos carísimos vehículos todo terreno -tienen 10-, así como 17 fincas, residencias de verano, joyas con esmeraldas, rubíes y relojes de oro de 24 kilates y ropa de marcas como Coco Channel.

Con tantas posesiones Cilia Flores no entiende porque no puede instalarse con el familión -los hijos no dependientes de Maduro y los suyos propios conforman una familia bien numerosa-. Hasta la oposición le apoya en este caso. La columnista Soledad Morillo decía en el diario 'El Universal' que la situación «es un absurdo». Recordaba que salvo la hija menor de Chávez, todos son mayores de edad y «competentes para su manutención».

Se desconoce si la bronca entre Cilia y las herederas de Chávez ha tocado techo o no o si se ha extendido a Maduro y Arreaza, como apuntan varios medios. El 1 de noviembre, al anunciar el presidente el comienzo de la Navidad, rechazó esa posibilidad. Mientras, los hijos del fallecido líder bolivariano siguen en silencio con su vida de siempre.