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Economia

La ley del más fuerte se impone

Sólo Samsung parece resistir al dominio de las compañías de 'software' entre los fabricantes de móviles

J. A. BRAVO
MADRID.Actualizado:

«Google compra Motorola para parecerse a Apple», «Microsoft afina la máquina con la adquisición de Motorola»... Estos titulares, llamativos en su momento, casi han dejado de ser noticia hoy día. El segmento de los fabricantes de móviles ya no es lo que era. La pujanza de las compañías europeas ha quedado para los libros de historia. Apenas la sueca Ericsson logra mantener el pabellón a costa de recortes continuados en sus beneficios: cayeron un 53% al cierre del tercer trimestre hasta los 648 millones de euros, perdiendo presencia en casi todos los mercados salvo, precisamente, el viejo continente.

Y es que, como apunta Javier Busquets, profesor de Sistemas de Información de Esade, el problema de Europa no es de demanda -todavía muy alta-, sino de oferta. «Hemos quedado descolocados en la fabricación de dispositivos (lo que se conoce como 'hardware') en beneficio de Estados Unidos y Asia», explica. Su colega Josep Valor, profesor de Tecnologías de Esade y buen conocedor del sector de las 'telecos', apunta otra clave: «Es muy complicado hacer dinero con los terminales».

De ella, la multinacional surcoreana Samsung es una de las pocas donde aún salen las cuentas, y aun a costa de una inversión anual multimillonaria en marketing para atraer nuevos clientes. Los resultados avalan por ahora su política: líder mundial en ventas de 'smartphones' (81,2 millones de unidades al cierre del tercer trimestre) y móviles tradicionales (11,5 millones). Ni su compatriota LG ni tampoco las chinas ZTE, Huawei, TCL y Lenovo, cada vez más pujantes, parecen haber encontrado la fórmula adecuada. Venden mucho, pero sus precios no terminan de compensar sus costes, aunque peor es el panorama de la japonesa Sony.

Obligados a mudar de piel

En este mapamundi de los fabricantes, dos clásicos como Nokia y Motorola han tenido que mudar de piel con suerte dispar pese a haber seguido el mismo camino. En ambos casos fue uno de los todopoderosos reyes del 'software' (las entrañas de los sistemas informáticos de móviles y otros artilugios) el que se hizo con ellas ante su debacle financiera.

En el caso de Google, que invirtió 8.700 millones de euros en adquirir Motorola en el verano de 2011, su objetivo era competir con el modelo de Apple, el mejor ejemplo del 'Juan Palomo' español, pues como reza el dicho ella 'se guisa y se come' todas las fases del negocio, ofreciendo como resultado un producto exclusivo e incompatible con el resto. Pero el proyecto no ha salido del todo como esperaba el líder de los buscadores de internet, hasta el punto de que aún fabrica móviles para otros competidores aunque a menor escala.

La compra de la finlandesa Nokia por el gigante Microsoft es mucho más reciente (septiembre) y 'barata' (5.440 millones de euros), por lo que resulta prematuro valorarla. Su pretendido fin es llegar a triplicar la cuota de mercado de su sistema operativo Windows Phone en 2018 para romper así el duopolio Android-iOS.

«La importancia residirá cada vez más en el 'software' y no en el 'hardware'», apunta Busquets para justificar un nuevo reinado que parece ir para largo, y sobre el que coincide Valor: «el futuro pasa por un servicio vertical». «El que produzca la tecnología también fabricará el dispositivo», apunta. No obstante, para Andrés Bolumburu, analista de Bolsa de Banco Sabadell, «todo dependerá mucho de las modas», aunque coincide en que Europa ha perdido terreno. La conclusión la refrenda Daniel Pingarron, de IG Mercados: sobrevivirán sólo los más fuertes, «una suerte de 'darwinismo' tecnológico».