Tarjeta a España
¿Hay que jugar contra una dictadura? Andoni Goikoetxea, entrenador de Guinea, recuerda que el Mundial se celebrará en Catar, «un país que discrimina a las mujeres», y nadie se queja
Actualizado:Respeta Catar los derechos humanos? Entonces habría que preguntarle a la FIFA por qué ha elegido un país donde se discrimina sistemáticamente a las mujeres, entre otras muchas vulneraciones de derechos, como sede del Mundial de fútbol de 2022». Andoni Goikoetxea (Barakaldo, 1956) no se muerde la lengua. El exjugador del Athlétic, que es desde el pasado mes de marzo entrenador de la selección de Guinea Ecuatorial, cree que cuando la política irrumpe en el deporte, el terreno se vuelve tan resbaladizo que no hay jugador capaz de mantenerse en pie. «Es que si nos ponemos a hilar fino encontraríamos motivos para suspender casi todos los partidos porque no hay ningún país en el mundo, incluso los más democráticos, que no tenga sus zonas oscuras».
Puede que el amistoso que España tiene previsto jugar el sábado en Malabo, capital de Guinea Ecuatorial, sea muy cómodo en el plano deportivo, pero va camino de convertirse en una pesadilla para la imagen de la Selección. Desde que hace una semana se supo que los campeones del Mundo iban a recalar en la antigua colonia española, dentro de la pequeña gira programada por el continente africano -a este partido se suma otro el martes contra Sudáfrica en Johanesburgo-, las protestas de los colectivos de defensa de los derechos y de las organizaciones que se oponen al régimen de Teodoro Obiang han ido subiendo de tono. «No se puede compartir mesa, mantel y palco con autoridades que cometen crímenes aberrantes», clamaba ayer mismo el presidente de la Asociación Pro Derechos Humanos de España, Jacinto Lara, en un comunicado enviado a la Real Federación Española de Fútbol (RFEF).
Lara invitaba al presidente, Ángel María Villar, a suspender el encuentro, al tiempo que le acusaba de «no tener ninguna sensibilidad» por promover un partido contra «un régimen dictatorial corrupto y sanguinario que practica la tortura y lamina los derechos humanos». El exiliado guineano Weja Chicampo, expulsado de su país por el Gobierno de Teodoro Obiang, elevaba sus quejas a la misma FIFA en un escrito. «Entendemos que el deporte no tiene fronteras, pero cuando un mandatario se sostiene en el poder con violencia contra su pueblo y tiene las manos manchadas de sangre inocente, no merece el aplauso de los deportistas ni utilizar un evento deportivo para tratar de mejorar su deteriorada imagen».
Las denuncias de la oposición a Obiang recibieron por la tarde el respaldo de los grupos parlamentarios de IU, UPyD, PNV y ERC. Gaspar Llamazares exigió a Mariano Rajoy que realice un «boicot institucional» al partido: «No deja de ser polémico que una dictadura como la ecuatoguineana se vea avalada, aunque solo sea desde el punto de vista deportivo, por una selección que es la campeona del mundo».
En la Federación no entraron al trapo y se limitan a señalar que en las gestiones para preparar el choque no ha tenido nada que ver el Ejecutivo de Obiang, acusado de mantener su inmensa fortuna oculta en bancos europeos. «Hablamos de deporte, no de política, y la Federación guineana nos había pedido reiteradamente que fuésemos a jugar allí», precisa un portavoz. «Ahora se daban las condiciones para poder hacerlo con un partido que supondrá una ayuda económica importante para ella; vamos a jugar para el pueblo guineano».
España ha renunciado a la prima que suele percibir en esta clase de amistosos -en otros encuentros ha llegado a percibir hasta tres millones de euros- como muestra de su compromiso para fortalecer el fútbol africano. El seleccionador nacional, Vicente del Bosque, tampoco tiene intención de mojarse en un terreno tan delicado. «Esa pregunta es para otra ventanilla», ha respondido al ser interrogado por las críticas que ha suscitado el encuentro.
Sin entradas
Mientras tanto, en Guinea Ecuatorial la cita ha despertado una expectación desbordante. «Ya están vendidas la práctica totalidad de las entradas para las 15.800 localidades que tiene el campo, y seguro que si llega a haber el doble de aforo también se habrían acabado», relata desde Malabo Andoni Goikoetxea. El seleccionador habla de Guinea como un lugar acogedor: «Mi impresión fue mucho mejor de lo que había esperado para un país africano. Tienen una enorme pasión por el fútbol y además hay una colonia de españoles muy importante. Ha crecido de forma considerable en los últimos meses con la llegada de decenas de ciudadanos que tienen que salir de España para encontrar trabajo. Son estos paisanos los que más ilusión tienen ante el partido del sábado».
Goikoetxea, con contrato hasta fin de año, reitera que las gestiones para la preparación del partido han sido entre las dos federaciones. «A mí me llamaron desde la española para preguntarme por las condiciones que había y les conté lo que he podido ver todos estos meses: que hay un buen estadio para jugar, que los hoteles están en buenas condiciones y que en el país hay seguridad». Socarrón, el míster de Guinea sonríe cuando se le cuestiona por la recompensa que recibirá en el muy improbable caso de que sus jugadores ganen el choque: «Para mí lo más importante va a ser ver cómo disfrutan todos los compatriotas que han tenido que venir hasta aquí en busca de trabajo».
El Gobierno guineano ha dado al choque una importancia excepcional y la prueba más evidente es que ha prometido cinco millones de euros a sus jugadores si vencen a la selección. Así lo hizo saber anteayer el vicepresidente segundo del país, Teodoro Nguema Obiang, 'Teodorín', hijo del presidente y famoso por su pasión por los coches de lujo y las mansiones que tiene por medio mundo, desde Sudáfrica a Malibú. Se trataría de «poner más motivación a los muchachos en este importante partido», dijo el mandatario guineano, que anunció además una prima extra de 50.000 euros para el autor de cada gol anotado.
En Guinea Ecuatorial, explica el seleccionador Goikoetxea, hay una veintena de equipos que disputan una doble liga -una insular y otra continental- que está a punto de entrar ahora en su fase final. «Técnicamente tienen muchas lagunas, pero ponen tal entusiasmo que se podrían equiparar con un conjunto de la Segunda B española», precisa. Los mejores futbolistas de la selección juegan en ligas extranjeras, especialmente en la española. Los más conocidos son el delantero Emilio Nsue, que milita en las filas del Mallorca, o el defensa Rui, que juega en Chipre. También hay al menos media docena de brasileños que se han nacionalizado guineanos. El historial de la selección es más bien pobre y sus victorias podrían contarse con los dedos de la mano, aunque desde la llegada de Goikoetxea, que debutó en marzo con un triunfo de 3 a 0 ante Benin, el conjunto ha empezado a hacerse respetar entre sus rivales.
La selección española tiene previsto llegar mañana jueves a la isla Bioko (antes Fernando Poó), donde se encuentra la capital, Malabo, y donde también están el estadio y el hotel donde se alojará. Se trata de un complejo de lujo denominado Sipopo, que está equipado con hospital, campo de golf y playa privada, y que supuso una inversión de 580 millones de euros. El Gobierno de Obiang busca en el turismo una forma de diversificar su economía, que gira ahora de forma casi exclusiva en torno al negocio del petróleo. Aunque es el país africano que mayor renta per cápita tiene, el dinero se reparte entre muy pocos y la práctica mayoría de la población (1,7 millones) vive por debajo del umbral de la pobreza.
El Gobierno español ha enviado esta misma semana a Malabo al secretario de Estado de Cooperación, Jesús Gracia, para intentar recomponer las relaciones. El primer alto cargo español que viaja a Guinea en la etapa de Mariano Rajoy busca una mayor complicidad que favorezca los intereses de empresas como Repsol en el negocio del petróleo. La visita de España no parece una mala credencial.