La presidenta de Argentina prepara un regreso tranquilo a la escena política

Tras una prolongada convalecencia, la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, se apresta a regresar el lunes a la tarea de gobernar. Pero de acuerdo a las previsiones, no será una vuelta a su estilo hiperactivo habitual. Su modo de conducir el país en esta última etapa hasta 2015 podría tener un perfil más bajo por razones médicas, y también políticas.

El último parte médico, difundido en la tarde del lunes, cuando se esperaba su inmediata reincorporación, indicó que los tiempos de su regreso serán muy paulatinos. A pesar de haber recibido ya el alta neurológica, neuroquirúrgica y cardíaca, la mandataria estará una semana más sin aparecer para ponerse al tanto de la marcha del Gobierno en su prolongada ausencia.

Cristina Fernández, de 60 años, fue intervenida quirúrgicamente el 8 de octubre para la evacuación de un hematoma en el cráneo -producto de un presunto golpe- que se manifestaba con fuertes cefaleas. También se le detectó una arritmia cardíaca que requirió estudios y tratamiento. De allí que la jefa de Estado se mantenga alejada del escenario desde hace ya más de un mes.

No se deja ver, no se difunden imágenes ni trasciende noticia alguna. Tampoco apeló al Twitter, como era su costumbre en cuanto dejaba la escena pública. En su ausencia, el oficialismo cosechó una victoria ajustada en elecciones legislativas, con marcadas derrotas en distritos claves. Y la Corte Suprema de Justicia avaló la polémica ley de medios en un fallo que el Gobierno celebró como un triunfo. Los analistas sostienen que la imagen positiva de la presidenta creció con su salida de escena y a raíz de la empatía que genera la enfermedad.

El lunes pasado, tras los últimos controles cardiológicos, los médicos informaron de la «ausencia de arritmia significativa» y del «buen estado cardiovascular» de la paciente, un diagnóstico favorable pero que todavía genera dudas sobre la evolución del cuadro cuando retome su labor. Los especialistas también admitieron «un bloqueo intermitente de la rama de conducción eléctrica izquierda, que no interfiere con una normal frecuencia y función cardíacas».

En definitiva, advirtieron que Cristina está «en condiciones de retomar sus actividades formales a partir del lunes 18», aunque deberá continuar con los controles de prevención que incluyen nuevos estudios. Para evaluar si está en condiciones de abordar un avión, habrá que esperar al 9 de diciembre, cuando la someterán a nuevas pruebas.

La cautela anticipa una nueva etapa para Fernández, acostumbrada a una intensa actividad. En principio, no sólo no podrá viajar en avión sino que tampoco encabezaría actos públicos. Su tarea se concentraría en la residencia de Olivos, donde permanece en reposo desde que fue operada. Allí podría recibir a los ministros y demás funcionarios para el seguimiento de la gestión.