España saldrá del rescate esta semana pero la UE alerta de sus desequilibrios

La economía española se enfrenta estos días a una de sus semanas más decisivas en meses. Y lo hace porque mañana, salvo sorpresa mayúscula, se confirmará su salida del rescate bancario a finales de este año sin la aprobación de nuevos mecanismos de acompañamiento a modo de cortafuegos.

Así lo viene repitiendo a modo de logro el ministro de Economía, Luis de Guindos, y así lo confirmó ayer una alta fuente comunitaria del club que reúne a los 17 titulares de Economía de la zona euro: «Anticiparía fuertemente que el principal escenario sea una salida limpia» del programa de asistencia financiera que entró en vigor a mediados de 2012 y que expira a finales de este 2013.

Se desconoce si habrá una declaración formal o si, por el contrario, se dará el asunto por abordado y consensuado a la espera de la última visita trimestral de la troika -reúne a técnicos de la Comisión, del Fondo Monetario Internacional y del BCE-.

Un mero trámite puesto que en su último informe corroboraron la mejoría del sector financiero español, el 'enfermo' que motivó la también llamada «línea de crédito a condiciones muy ventajosas» con un disponible de 100.000 millones, aunque 'sólo' se han gastado 41.300. El resto, en lugar de quedarse en la misma cuenta ampliando el plazo de vigencia del crédito aprobado a través del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), retornará a sus destinatarios, a los prestamistas: los socios de la Eurozona.

Más contundencia

Esta decisión puede interpretarse como una victoria del Gobierno de Mariano Rajoy en una larga y difícil batalla que sin embargo dista mucho de ganarse. Y es que hoy el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, volverá a advertir a España de que tiene que ser más contundente para superar los «desequilibrios macroeconómicos excesivos» que presenta desde que hace ya más de tres años se abrió este procedimiento que puede derivar en duras sanciones.

Destaca sobre todo el expediente abierto por déficit excesivo y sobre todo, la gran preocupación que existe en Bruselas con el «intolerable» paro que existe en España -más del 26%- y en especial, el que afecta a la franja de 16 a 25 años, con más de un 55% de desempleo.