La marchadora María Vasco anuncia su retirada

A María Vasco (Barcelona, 1975) se le ha acabado la marcha. La mejor especialista española de todos los tiempos en la marcha atlética anunció este miércoles, entre lágrimas, su adiós de la alta competición, después de casi dos décadas luchando contra el crono desde que debutó en los mundiales de Gotemburgo de 1995 y tras casi 30 años combatiendo contra la dureza de unos entrenamientos que al final le han obligado a decir basta.

Se marcha, eso sí, con el honor de ser la única atleta española que se ha subido a un podio en unos Juegos Olímpicos. Fue en Sidney, en 2000, el mayor logro de su carrera, el que le llena de más orgullo y el sueño hecho realidad que persiguió desde que un día decidió calzarse unas zapatillas. «Cuando empecé siempre dije que no me iba a retirar sin lograr una medalla olímpica; soy muy luchadora y sabía que lo iba a conseguir», dijo este miércoles en Barcelona, en la rueda de prensa en la que puso punto final a una carrera muy larga.

La medalla de Sídney 2000, donde la china Wang Liping fue oro y la noruega Kjersti Plätzer, plata, es la niña de sus ojos, el éxito por el que siempre será recordada, pero el bronce que obtuvo en Osaka, en los Mundiales al aire libre de 2007, también tiene para ella un sabor muy especial, un lugar destacado en su corazón. El año anterior había muerto su padre y María estuvo a punto de colgar las zapatillas, desmoralizada, tras ser decimoquinta en los Europeos de Gotemburgo. Pero supo sobreponerse, encontró la motivación y «ahí empezó una segunda María Vasco», recordó.

Heredera de otros ilustres de la marcha catalana como Valentín Massana, Jordi Llopart, Josep Marín o sus dos referentes, Mari Cruz Díaz y Reyes Sobrino, de las que aprendió la técnica viéndolas entrenar en Viladecans (Barcelona), Vasco vivió el momento más duro de su trayectoria en casa, cerca del estadio en el que quería colgarse el oro y proclamarse, al fin, campeona europea. Pero un pinchazo cuando marchaba entre las mejores, la apartó de la gloria. «Sabía que era mi última gran oportunidad y me lesioné, no pude acabar y pasé un mal trago. De las victorias se aprende mucho, pero más de las derrotas; de esa aprendí mucho», afirmó. Las lagrimas que derramó aquel día aún permanecen en la retina de los aficionados al atletismo. Aunque ella, «cabezona», volvió a levantarse.

Dos años después, cerró en Londres, con la décima posición en la prueba de 20 kilómetros, su quinta participación en unos Juegos Olímpicos. «Da un poco de vértigo saber que esto se acaba», dijo entonces. En su comparecencia de este miércoles fue menos trágica. «Siempre he sabido que mi carrera tenía fecha de caducidad y quería ser yo quien la decidiese y ese momento ha llegado», aseguró. «Hay muchas personas cercanas a mí que no quieren que me retire, pero en la vida ya hay otras cosas que me iluminan la mirada y me hacen seguir adelante en una nueva etapa personal», añadió.

Esas otras cosas son el equipo que dirige, el club atletismo María Vasco, la belleza, la moda, el ciclismo.... Y su próximo reto atlético: correr un maratón, pero levantando los pies y las rodillas. A partir de ahora quiere disfrutar en las carreras, no solo competir.