El mundo espera hoy un acuerdo con Irán
El régimen iraní consigue elevar el nivel de la delegación occidental antes de aceptar un freno en su programa nuclear
EL CAIRO.Actualizado:Todo está listo en Ginebra para el «acuerdo que el mundo está esperando», según el anuncio de las autoridades rusas sobre el pacto que Irán y el 5+1, grupo formado por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Rusia y China) junto a Alemania, tienen previsto sellar y que servirá para iniciar la hoja de ruta que busca resolver el contencioso nuclear que dura ya una década.
Un pacto que, a grandes rasgos, supone que la república islámica suspende el enriquecimiento de uranio al 20%, nivel que para Occidente le acerca a la fabricación de armamento (un 90%, según los expertos), a cambio del levantamiento parcial de las sanciones financieras que pesan sobre su economía y petróleo. Este acuerdo consolida la vía del cambio iniciada por Irán tras la llegada del clérigo moderado Hasán Rohani a la presidencia.
La que estaba destinada a ser la segunda y definitiva jornada de la cumbre nuclear estuvo marcada por los viajes inesperados de los ministros de Exteriores de los miembros del 5+1, que obligaron a alargar la cita y dejar la decisión pendiente al fin de semana. El primero en anunciar su aterrizaje en la capital suiza fue el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, quien, previa escala en Tel Aviv para mantener su tercera entrevista con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, en apenas dos días, canceló el resto de compromisos del fin de semana para centrarse en el contencioso iraní y ayudar a «reducir las diferencias». Kerry abandonó Israel con las palabras de enfado de un Netanyahu que se opone a la flexibilización de las sanciones y califica cualquier pacto de «acuerdo del siglo para Irán».
Con la llegada de Kerry y del resto de jefes de la diplomacia -de Francia, Laurent Fabius; Alemania, Guido Westerwelle; Reino Unido, William Hague; y con el ruso, Serguei Lavrov; y el viceministro de Exteriores chino, Song Tao, en camino para estar presentes hoy en la que se espera sea la sesión definitiva-, Irán lograba elevar la cumbre a nivel ministerial, una de sus exigencias desde hace una década.
Tras las reuniones de la mañana el número dos de la diplomacia iraní, Abbas Araqchi, adelantó que «el 5+1 acepta el borrador presentado por Irán en la cumbre de Ginebra y ahora es momento de los detalles. El primer paso es muy importante porque significa adentrarse en una nueva atmósfera de cooperación. Ocurre lo mismo con la última fase porque es el objetivo final del acuerdo». La reunión más importante de la tarde fue la que mantuvieron John Kerry, el ministro de Exteriores de Irán, Javad Zarif, y Catherine Ashton, jefa de la diplomacia europea.
De la guerra a la paz
La hoja de ruta de Zarif, titulada 'Cerrando una crisis innecesaria, abriendo nuevos horizontes' propone tres etapas para acabar con el contencioso nuclear en el plazo de un año. La primera fase constaría de un plazo de entre tres y seis meses en los que el objetivo sería trabajar la confianza mutua que sirva de base para el proceso. Aquí Irán aceptará limitaciones en las actividades de enriquecimiento, en el número de centrifugadoras activas y se compromete a no poner en marcha el reactor de plutonio de Arak, según recogió la cadena rusa Russia Today. A cambio obtendrá el levantamiento de algunas sanciones.
En la tercera y última etapa la república islámica firmará el Protocolo Adicional del Tratado de No Proliferación (TNP), lo que permitiría las visitas sorpresa de los investigadores de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA). En ninguna de estas etapas se recoge la obligación de Irán de detener el enriquecimiento de uranio del todo porque «se trata de un derecho de la nación y es nuestra línea roja», subrayó Araqchi.
En dos años se ha pasado de un clima prebélico a estar a las puertas de abrir una vía a la solución dialogada del contencioso nuclear. En noviembre de 2011 un informe de la AIEA habló por primera vez de «indicios» que llevaban a sospechar que Irán desarrollaría ciertas actividades «que en su conjunto sólo pueden tener el fin de hacerse con un arma nuclear». Aunque no las detalló, ni aportó pruebas al respecto, este documento y las complicaciones impuestas por Teherán a los expertos internacionales en sus inspecciones, elevaron la presión por parte de vecinos como Israel que pidieron una reacción internacional a base de ataques quirúrgicos a las instalaciones nucleares.
Desde Teherán calificaron de «invento estadounidense» el documento de quince páginas fruto de las labores de investigación del equipo liderado por primera vez por el japonés Yokiya Amano, que en ese momento cogió el testigo del egipcio Mohamed el-Baradei. Dos años después, como parte del clima de cambio que se ha apoderado de la república islámica tras la llegada de Rohani, Amano regresará mañana a Teherán para reunirse con las autoridades en un intento de «fortalecer el diálogo y la cooperación», informó en Viena la agencia de la ONU a través de un comunicado.
Pese a las sanciones, los científicos iraníes son capaces de enriquecer uranio al 20% y fabricar las barras de combustible con las que funciona el reactor médico de Teherán, el objetivo más importante del programa atómico, según las autoridades de la república islámica que defienden su carácter puramente civil.